LA HISTORIA DE MADRID EN LA UNIÓN EUROPEA
1. LA HISTORIA DE MADRID EN LA UNIÓN EUROPEA
1.2. La adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (1986)
La adhesión de España a la Comunidad Económica Europea (CEE) en 1986 fue un hito significativo para Madrid y la Unión Europea. Este evento marcó el inicio de una nueva era de integración y cooperación, permitiendo a Madrid acceder a fondos estructurales y de cohesión que impulsaron su desarrollo económico y social. La entrada en la CEE facilitó la modernización de infraestructuras, mejorando la calidad de vida de los madrileños y promoviendo el crecimiento en sectores clave como el transporte, la educación y la sanidad.
El 12 de junio de 1985, se firmó el Acta de Adhesión de España a las Comunidades Europeas en el Palacio Real de Madrid, y el 1 de enero de 1986, España se convirtió en miembro de pleno derecho de la CEE. Este proceso no solo representó un avance económico, sino también la salida del aislamiento internacional que España había experimentado desde la Segunda Guerra Mundial.
Durante los primeros años de pertenencia a la CEE, Madrid se benefició de la apertura a los mercados europeos, lo que promovió el comercio y la inversión extranjera. Esto se tradujo en un aumento del empleo y en la diversificación de la economía madrileña, que pasó de estar centrada en sectores tradicionales a incluir industrias más avanzadas y tecnológicas(3). Además, la pertenencia a la CEE fomentó la cooperación entre Madrid y otras regiones europeas, fortaleciendo los lazos culturales y económicos.
- Joaquín Leguina, del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fue el presidente de la Comunidad de Madrid entre 1983 y 1995. Durante su mandato, Leguina desempeñó un papel crucial en la implementación de políticas que facilitaron la integración de Madrid en la CEE. Su liderazgo fue fundamental para aprovechar las oportunidades ofrecidas por la adhesión a la CEE y para promover el desarrollo regional.
La Comunidad de Madrid (CAM) también participó activamente en la Europa de las regiones, a través del Comité Europeo de las Regiones (CDR). Este organismo consultivo permitió a Madrid influir en la legislación de la UE, garantizando que se respetaran sus necesidades y prioridades. La CAM defendió sus intereses en Bruselas, promoviendo políticas que favorecieran el desarrollo regional y la cohesión social.
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