LOS PROBLEMAS PRESENTES Y FUTUROS DE LA UNIÓN EUROPEA

7. PROBLEMAS GEOESTRATÉGICOS.

7.3. Relaciones exteriores: adhesiones, vecinos y enemigos interiores

Aunque hemos analizado los problemas que los hipotéticos “exits”, encabezados por el Brexit, han generado y pueden generar en la UE, otro importante desafío proviene desde la estrategia contraria: la ampliación de la UE.

 

(Fuente: Web de EOM:  https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/mapa-ampliacion-europea-tras-guerra-ucrania/  ).

Encabezando esta lista de posibles países candidatos, que demandan una adhesión a la UE, tenemos el vidrioso asunto de los países del ámbito balcánico, particularmente en área occidental, ya que la  integración de países como Serbia, Albania o Bosnia-Herzegovina plantean una delicada política de equilibrios. Los puntos de fricción y las cuestiones relativas al anquilosamiento político, corrupción y relaciones internacionales están en la base de la aceptación de estos países. Justamente, no son pocos los miembros de la UE que plantean serias reticencias para aceptar dicha ampliación, como consecuencia de la dificultades en garantizar que los nuevos miembros cumplan con los estándares democráticos y económicos que exige la Unión.

 Un camino intermedio o colateral a estas nuevas incorporaciones de países geográficamente ubicados en Europa, pasa por el establecimiento de relaciones estratégicas de la UE con los países de su entorno geográfico[1], en la política que se ha dado en llamar Política Europea de Vecindad[2]. Ésta afecta a una áreas consideradas prioritarias desde el punto de vista geoestratégico para fomentar el equilibrio internacional y la estabilidad en las cercanías de las fronteras de la Unión. Sus vertientes geopolíticas están en la llamada Asociación Oriental (Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Georgia, Moldavia y Ucrania) o la Unión por el Mediterráneo (Albania, Argelia, Bosnia y Herzegovina, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Marruecos, Mauritania, Mónaco, Montenegro, Siria , Palestina, Túnez y Turquía).

 Naturalmente, en estas relaciones de vecindad la situación de los actores ha cambiado: desde la guerra Siria, pasando por el conflicto de Ucrania, la delicada postura frente al conflicto Israel-Países árabes o la de solicitantes de adhesión “eternos” que llamaron a las puertas tiempo ha  (Turquía solicitó su ingreso en 1987 y la negociación está suspendida)[3].

 Actualmente la UE ha concedido el estatuto de “países candidatos” a 9 de los países mencionados en las listas anteriores[4], siendo el más problemático dada la situación de conflicto, el caso de Ucrania, que solicitó su adhesión formal el 28 de febrero de 2022[5]. Si analizamos un mapa de situación de estas posibles ampliaciones, una UE de 35 miembros y más de 500 millones de personas, se antoja muy difícil de gestionar (Guinea, 2023), ya que la estructura comunitaria no está capacitada para recibir a tantos nuevos miembros a la vez y porque la exigencia de los estándares de calidad política y los valores de la UE están aún alejados en muchos solicitantes.

 Si las relaciones exteriores de buena vecindad se complican, no debemos dejar de lado los problemas internos: el “enemigo interior”. El catálogo sería amplio, ya que podríamos considerar amenaza interior la ciberdelincuencia en forma de caballo de Troya, ya que las amenazas cibernéticas desde el robo de datos hasta los ataques a infraestructuras críticas, han aumentado exponencialmente en el último decenio[6]. Se trata de una nueva forma de agresión de baja intensidad combinada con ataques informáticos que se suele calificar como “guerra híbrida”, ya que la previsible hostilidad indirecta en los frentes políticos, viene acompañada de campañas de desinformación y manipulación en las redes sociales, especialmente en campañas orquestadas desde Rusia o China, países con una amplia tradición de control de ciberataques. Para frenar a este creciente mundo de ciberdelincuencia o guerra sucia, la UE debe ampliar sus mecanismos de control que le permitan abordar con eficacia el creciente problema, incluyendo simulacros de ataques en un entorno controlado[7].

 Sin lugar a dudas, la mayor preocupación, en cuanto al enemigo interior, son las acciones terroristas, bien ejecutadas mediante la acción de comandos operativos, bien mediante el conocido sistema de células durmientes[8]. A pesar de las ingentes cantidades de dinero y esfuerzo invertidas en inteligencia contraterrorista, las acciones incontroladas, las actuación de grupos (fundamentalmente yihadistas)[9], sigue siendo el principal desafío presente desde hacer tiempo (Thieux, 2004). El efecto de estas acciones es doblemente perverso: no solo producen muerte, caos y paralizan la vida de ciudades o regiones, sino que tiene un segundo efecto devastador: reforzar la ideología xenófoba y los partidos ultras en los países afectados, cuyo efecto desintegrador de la cohesión en la UE ya ha sido analizada en apartados anteriores.

Las acciones terroristas han disminuido en la UE debido no solo a una mayor acción preventiva, sino como consecuencia de la etiología de los mismos: los atentados de atribución “anarco-zquierdista” (Farinelli, 2022) han disminuido notablemente, seguidos posteriormente los atribuidos a la ideología “ultraderechista” (Pauwels, 2022) quedando, por tanto, los de inspiración yihadista como la principal fuente de alimentación de las acciones terroristas, como evidenciaron los casos de Liverpool, Barcelona, París, Bruselas... Estos atentados supusieron un incremento inmediato del potencial terrorista de actuación inmediata, según se desprende de los TE-SAT de Europol (EUROPOL, 2022), informe anual básico que contiene los datos y tendencias sobre terrorismo observado en el seno de la UE[10].   



 Origen de los atentados en territorio de la UE. Fuente: Web del Consejo:  https://www.consilium.europa.eu/es/infographics/terrorism-eu-facts-figures/#0 )

 El corazón de la lucha contra el terrorismo está coordinado desde la European Counter Terrorism Centre (ECTC)[11] cuya  creación parte de los intercambios de información e investigaciones que se desarrollaron tras los ataques terroristas de Paris, de noviembre de 2015; en este punto se activó la Europol’s Emergency Response Team (EMRT) para respaldar las investigaciones en París o en Bruselas, lo que incluye el desplazamiento de especialistas y analistas policiales a París, Lyon y Bruselas. Finalmente, el ETCT comenzó sus operaciones formales el 1 de enero de 2016, precisamente con el objetivo de potenciar la cooperación transfronteriza y el intercambio de información entre las autoridades contraterrostistas de los estados miembros.

 Son numerosas las fuentes de información que analizan los elementos presentes de luchas contraterrorista en el seno de la UE, del mismo modo que numerosas páginas oficiales se hacen eco de un sinnúmero de entradas relativas a las actuaciones antiterroristas, así como  elementos del lenguaje legal asociado a las mismas, criterios para la inclusión en listas de grupos terroristas o las acciones legales y sanciones que la UE arbitra para estos actos, siendo el Consejo el órgano prioritario para este tipo de información[12]. La elaboración de gráficos, como el que acompaña estas líneas, resulta una fuente de información esencial, ya que permite importante exploraciones dinámicas e interactivas de los seguimientos de acciones terroristas durante un prolongado periodo de tiempo, según su naturaleza ideológica[13]


            Una vez llegados a este punto y a modo de conclusión, conviene realizar una breve reflexión final sobre los aspectos de tipo geopolítico, cuyo tratamiento en sí mismo y acorde con  su importancia actual, bien merecerían un grueso volumen que aquí se ha tratado de sintetizar de la forma más didáctica posible.

 

            En cuanto al momento presente los aspectos más relevantes pasan por gestionar el único ejemplo de escisión de la UE que ha sacudido la unidad: los acuerdos y las relaciones comerciales con RU tras el Brexit. Por su parte, la cohesión territorial podría mantenerse si tenemos en cuenta que a pesar del crecimiento del euroescépticismo en algunos países, las elecciones en la UE siguen evidenciando una mayoría ciudadana que respalda la pertenencia a la Unión, aunque no se pueda soslayar una creciente tendencia a desear reformas de la misma, quizá consecuencia del hastío frente a las formas de política tradicional.

 

De cara al exterior, la UE tiene un desafío enorme: mantener la coherencia interna y el discurso único a través de la PESC, en un contexto internacional complejo y creciente: la guerra llama a la puerta de Europa después de más de medio siglo de paz general. Actualmente, se busca una posición equilibrada en el concierto internacional frente a los actores protagonistas de la lucha por la hegemonía mundial, como EEUU, Rusia y China, siendo el primer caso un factor de desequilibrio añadido tras la victoria de D. Trump, cuya política errática cuando no desairada respecto a la UE no plantea un horizonte tranquilo. Trabajar por la paz, la prevención de conflictos y el fortalecimiento de la seguridad internacional pasa por la creación de una estructura militar cohesionada.

 En cuanto a las perspectivas de futuro, un primer paso ineludible es que la UE vuelva a recuperar un solo tono de voz de cara al exterior, superando boicots a la cohesión interna provenientes de tendencias  iliberales y de sesgo autoritario que socavan la acción conjunta y la toma de decisiones. En este mismo sentido, fenómenos como el Brexit llaman la atención sobre una aspecto esencial: la necesidad de aumentar la pedagogía ciudadana sobre los valores de pertenencia a la UE que faciliten desmontar los discursos populistas. Estos movimientos de masa de apariencia “patriótica” llevan a las naciones a tomar precipitadas decisiones de gran peso internacional y de difícil arreglo posterior, por mucho que haya un “arrepentimiento social” ante la dura realidad de la emancipación. No se habla ya solo del Brexit, sino de frenar otros posibles “exits” que puedan producirse en el seno de países donde el euroescepticismo gana enteros, pudiendo dar paso a un hipotético "Frexit" (para el caso francés) o "Italexit" (caso de Italia), por citar dos espinosas realidades posibles.

 En cuanto a la política externa y de seguridad, los esfuerzos deben centrarse en una mayor autonomía en materia de defensa, enfrentando los nuevos desafíos que brindan situaciones como la guerra en Ucrania, la situación de Israel y Palestina, la irrupción de terceras potencias en los conflictos europeos (caso de Corea del N. en Ucrania)  o las guerras de “baja intensidad” africanas; por no hablar de otros puntos del mundo donde los desequilibrios inesperados y sobrevenidos generan más incertidumbre mundial[14]

 En cuanto a la lacra del terrorismo, debe seguir haciéndose hincapié en la importancia de la acción conjunta de la EUROPOL, la intervención preventiva en los países vecinos y la colaboración ciudadana par guiar la mejora del futuro en la paz interna y estabilidad de la Unión. Todo ello, sin vulneran los principios de libertad y democracia que están en la esencia misma de los valores fundacionales de la UE.

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[3] Un análisis conjunto de todas las posibles situaciones geopolíticas a las que se enfrenta la UE puede encontrarse en la documentada web https://www.europarl.europa.eu/factsheets/es/section/207/las-politicas-de-ampliacion-y-de-vecindad

[6] Un cumplido análisis puede localizarse en: https://www.consilium.europa.eu/es/infographics/cyber-threats-eu/

[12] A este respecto: https://www.consilium.europa.eu/es/policies/sanctions-against-terrorism/  Asimismo, resulta muy relevante por contener numerosas infografías trabajos y recopilación de datos la web del Consejo : https://www.consilium.europa.eu/es/policies/fight-against-terrorism/

[14] Los vaivenes recientes (Diciembre 2024) en Corea del S.: https://www.bbc.com/mundo/articles/c1el8gj8vw7o