LIBRO 1:LA IDENTIDAD Y LA UNIDAD EUROPEA A LO LARGO DE LA HISTORIA

3. Capítulo II. Construcción de la identidad y de la idea de unidad europeas durante la Edad Media

3.4. Las peregrinaciones como elemento cohesionador de la identidad europea

Las peregrinaciones europeas hunden sus raíces en el cristianismo primitivo, en el que los fieles visitaban los santos lugares para acercarse a la divinidad. Los tres grandes centros de peregrinación de la Europa medieval fueron Jerusalén, Roma y Santiago de Compostela

Desde el siglo IV, con la conversión del emperador Constantino al cristianismo, la peregrinación a Tierra Santa se presentó como una manifestación importante de piedad religiosa. Roma fue otro centro fundamental de peregrinación. Sede del papado y hogar de las reliquias de los apóstoles Pedro y Pablo, se consolidó como el centro del cristianismo occidental, reforzando la autoridad papal y la idea de una Iglesia universal bajo su hegemonía. 

Cuando en el siglo IX se descubrió la tumba del apóstol Santiago en Santiago de Compostela, se inicia una de las principales rutas de peregrinación europeas. Miles de peregrinos de todos los rincones del continente recorrerán este camino en busca de fe, de indulgencias, de milagros o de perdón por sus pecados. Aunque las peregrinaciones eran fundamentalmente religiosas, los viajes de estos peregrinos sirvieron para conectar culturas, costumbres e ideas, facilitando el intercambio cultural y consolidando el sentimiento de pertenencia a una comunidad cristiana más amplia que superaba lenguas y fronteras. 

El Camino de Santiago no sólo fue una ruta religiosa, sino un crisol de culturas donde los peregrinos de toda Europa compartían experiencias, tradiciones y conocimientos, fomentando una idea de identidad común”. (Georges Duby, Los tres órdenes: la imaginación del feudalismo, 1978)

Los peregrinos pertenecían a múltiples estamentos sociales, pero compartían una fe y una devoción comunes que ayudaron a consolidar un sentido de fraternidad europeo. 

El descubrimiento de la tumba de Santiago se interpretó en el mundo medieval no sólo como un milagro, sino también como un símbolo de resistencia frente al Islam en la Península Ibérica. 

Caminos de Santiago

Ilustración 14. Caminos de Santiago. Fuente: Ayuntamiento de Pamplona. https://www.pamplona.es/caminodesantiago/caminofrances/historia

Además, de iglesias y catedrales, las rutas de peregrinación requirieron de un sistema de infraestructuras que facilitara el tránsito y alojara a los peregrinos. Por toda Europa se desarrollaron infraestructuras que incluían hospederías, hospitales, puentes, caminos… que se beneficiaron y fueron ejemplo del intercambio de ideas y estilos artísticos entre diferentes espacios europeos. El arte románico y gótico se extendieron por todo el continente gracias a estas rutas. 

Las peregrinaciones tuvieron, además, un impacto profundo en la economía y la cultura. 

La identidad cristiana de Europa se vio fortalecida gracias a estas prácticas religiosas que también fomentaron la creación de una identidad supranacional. Los peregrinos, de diferentes orígenes, compartían unos ritos y una devoción comunes que superaban la fragmentación lingüística, política o territorial. 

Consciente de ello, la propia iglesia fomentó las peregrinaciones como herramienta de cohesión social y cultural. Así, el papa Calixto II, en su Liber Sancti Jacobi (c. 1130) establecía la peregrinación a Santiago de Compostela como un deber cristiano. 

El proceso de integración europeo desarrollado en el siglo XX recoge ideas que provienen de las peregrinaciones medievales. Las rutas de peregrinación suponían proyectos religiosos y culturales trasnacionales que superaban las barreras territoriales. Esta estructura organizativa inspiraría formas de cooperación europea, con redes de movilidad supranacionales que facilitan la movilidad y colaboración entre estados. Inspiraría además las políticas de libre circulación, especialmente las vinculadas a la movilidad cultural y educativa como el Programa Erasmus, o los Itinerarios Culturales Europeos que destacan rutas especialmente vinculadas al patrimonio y la identidad europeas. Además, las peregrinaciones pusieron de manifiesto que era posible construir una identidad común que permitiera superar las divisiones políticas y geográficas.