LOS ANTECEDENTES LEJANOS DE LA INTEGRACIÓN EUROPEA

3. El proceso para la formación de las Comunidades Europeas

3.6. Los Tratados de Roma de 1957

Los Tratados de Roma, firmados el 25 de marzo de 1957, constituyen un hito fundamental en la Historia de Europa. Por el primero se creaba la Comunidad Económica Europea o CEE, y por el segundo la Comunidad Europea de la Energía Atómica, o Euratom. Se unían al anterior que había creado la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), conformando las Comunidades Europeas.

La ceremonia tuvo lugar en el Palacio de los Conservadores en el Capitolio, en Roma. Los firmantes de este acuerdo fueron Christian Pineau por Francia, Joseph Luns por los Países Bajos, Paul-Henri Spaak por Bélgica, Joseph Bech por Luxemburgo, Antonio Segni por Italia y Konrad Adenauer por la República Federal de Alemania. Después tuvieron que ser ratificados por los parlamentos de estos Estados, y entraron en vigor el primero de enero de 1958.

El primer Tratado afirmaba en su preámbulo que los Estados signatarios estaban determinados a establecer los fundamentos de una unión, sin fisuras, entre los países europeos. Se aspiraba al desarrollo armonioso de las actividades económicas, una expansión continua y equilibrada, un aumento de la estabilidad, la aceleración del nivel de vida y unas relaciones más estrechas entre los Estados miembros.

Había que crear una unión aduanera europea, estableciendo un período transitorio de hasta doce años para la eliminación total de los aranceles entre los Estados miembros.

El éxito económico de la unión permitió acortar el plazo, ya que en el 1 de julio de 1968 se suprimieron todos los aranceles. Por otro lado, la Comunidad Económica Europea creó un Arancel Aduanero Común para las mercancías de terceros países.

En todo caso, esta unión se limitó a los productos, porque siguió habiendo restricciones al libre movimiento de capitales, servicios y personas, habiendo que esperar, como veremos en su momento a la segunda mitad de los años ochenta y a 1992.

Otro de los aspectos fundamentales de la Comunidad Económica Europea fue la creación de una Política Agraria Común (PAC), que comenzó a funcionar en 1962. La agricultura europea tenía que asegurar el abastecimiento de productos básicos. Así pues, en los primeros años de la PAC fue asegurar que los ciudadanos europeos pudieran disponer de un suministro suficiente y estable, por lo que había que fomentar no sólo la producción, sino, sobre todo, la productividad agropecuaria de los Estados miembros. La PAC se sostenía mediante una política de subvenciones y de garantizar precios agrícolas altos para los agricultores, pero evitando que eso repercutiera en precios altos finales para los consumidores. La financiación de esta política se desarrolló a través del FEOGA, es decir, el Fondo Europeo de Garantía Agrícola.

Había que racionalizar las explotaciones agropecuarias, mejorar la formación y capacitación de los agricultores e incentivar jubilaciones anticipadas y arbitrar ayudas a fondo perdido para regiones muy desfavorecidas. En consecuencia, la PAC llegó a absorber la mitad del presupuesto comunitario.

En los años setenta comenzaron los problemas porque, una vez conseguidos los objetivos primigenios apareció la sobreproducción con una ingente acumulación, de excedentes de productos agrarios. Hubo que fomentar las exportaciones fuera de la Comunidad, así como las donaciones a países con dificultades, el almacenamiento y hasta la destrucción. El coste presupuestario se disparó y se generaron algunas distorsiones en el mercado mundial de algunos productos, así como malestar tanto en los agricultores y consumidores. Hubo que proceder a establecer límites productivos con cuotas para reducir los excedentes, y en los años ochenta comenzaron a plantearse cuestiones sobre la necesidad de fomentar una agricultura respetuosa con el medioambiente. La Agenda 2000, además, de mantener los objetivos clásicos de la PAC, introdujo la necesidad de establecer una política de desarrollo rural, con el fin de que los agricultores reestructurasen sus explotaciones, diversificasen la producción y se mejorase la comercialización de los productos, además, de fomentar el establecimiento de actividades paralelas. En 2003 se introdujo una profunda reforma en relación con el gasto, obligando a los agricultores a orientar la producción por las reglas del mercado, aunque se mantuvieron las ayudas a la renta para dar una cierta estabilidad a sus ingresos. 

La CEE también estableció una política común pesquera, basada en un sistema de cuotas para limitar la cantidad de pescado de cada especie que las flotas europeas pueden capturar. Se pretende buscar el equilibrio entre la competitividad y el mantenimiento de los ecosistemas marinos. Además, la CEE ha tenido que negociar con terceros países para poder pescar en sus aguas.

La CEE se ha guiado siempre por una política contraria al establecimiento de monopolios. Adoptó, a su vez, una política común sobre los transportes, y establecer la estandarización, es decir, la elaboración, aplicación y mejora de normas que se emplean en todo tipo de actividades con el fin de ordenarlas y mejorarlas.

Por fin, es muy importante recordar que el fondo económico más antiguo de la CEE, creado en su Tratado fundacional, fue el Fondo Social Europeo, aunque se puso en marcha en 1972, después de una reforma que se había producido en 1971. Su objetivo primordial ha sido aumentar y mejorar el empleo, promoviendo la cohesión social. En los primeros años se concentró en la gestión de la migración de los trabajadores dentro de Europa, pero luego se preocupó de forma prioritaria contra el desempleo, especialmente de los más jóvenes y de los trabajadores con menor cualificación.

Desde el punto de vista organizativo, y con importantes variaciones posteriores que iremos viendo, se constituía con un la Comisión, encargada de formular y administrar las políticas comunitarias. Vendría a ser como el Gobierno de la CEE, es decir, tendría poder ejecutivo e iniciativa legislativa. Estaría formada por comisarios propuestos por los Estados miembros con un presidente. El Consejo de Ministros también tendría poder ejecutivo, al promulgar leyes y resoluciones. Un comité prepararía su trabajo. El Consejo de Ministros congregaría a los responsables ministeriales específicos de los asuntos a tratar. En 1975 comenzó a funcionar el Consejo Europeo, reunión periódica de los jefes de Estado y de Gobierno, y donde se tomarían las grandes decisiones. En realidad, la primera de estas reuniones fue la Cumbre celebrada en diciembre de 1974 en París, donde se estableció que debían celebrarse tres reuniones anuales. Como es sabido, la presidencia del Consejo rota cada seis meses

El Parlamento Europeo estaría formado por diputados nombrados por los parlamentos, aunque luego cambiaría sustancialmente este sistema de elección a través de la elección directa por sufragio universal de los ciudadanos. La Cumbre parisina de 1974 aprobó este fundamental cambio, mientras que en la reunión del Consejo Europeo, celebrada en Bruselas en julio de 1976 acordó el número y distribución de escaños a elegir. Tendría, lógicamente, funciones legislativas. Las primeras elecciones se celebraron entre el 7 y el 10 de mayo de 1979. La sesión inaugural tuvo lugar en julio en la sede de Estrasburgo. Simone Veil fue elegida presidenta, responsabilidad que mantuvo hasta el año 1982. El Parlamento legislaría con la Comisión, y como tal, además, tendría funciones de control.

Por fin, estaría la Corte Europea de Justicia. Sus competencias aumentaron a raíz de la primera reunión de los ministros de Justicia el 3 de junio de 1971.

 Como hemos visto para el caso del Parlamento, estas instituciones se han ido reformando profundamente a través de los distintos acuerdos y tratados firmados por los Estados miembros, especialmente a partir de la segunda mitad de los años ochenta.

En marzo de 1971 se aprobó el “Plan Werner”, que pretendía mejorar la coordinación de las políticas económicas. Los Estados debían tomar medidas para armonizar sus políticas presupuestarias y reducir el margen de las fluctuaciones de sus monedas. En la reunión del Consejo Europeo de diciembre de 1978 se crearía el ECU, el sistema monetario europeo.

El Banco Europeo de Inversiones también nació en el primer momento, como órgano financiero comunitario. Sus accionistas serían los Estados miembros. Debería contribuir al desarrollo equilibrado europeo.

Los distintos intereses de los grupos económicos y sociales europeos se canalizarían, también desde el momento de la fundación de la CEE, a través del denominado Consejo Económico y Social Europeo o CESE. En el mismo tendría cabida los representantes de los empresarios, de los trabajadores y lo que se denomina la “diversidad europea”, es decir, agricultores, artesanos, profesionales, consumidores, la comunidad científica y pedagógica, familias, ecologistas, etc..

En 1975 se crearía el Tribunal de Cuentas, dedicado a la fiscalización y control de las cuentas de las instituciones y administración comunitarias.

La Comunidad Económica Europea ha vivido siete ampliaciones. Hoy la Unión Europea consta de veintisiete miembros.

La primera ampliación se produjo en 1973 con la adhesión de Dinamarca, Irlanda y el Reino Unido, naciendo lo que durante mucho tiempo se llamó la “Europa de los Nueve”. Grecia ingresaría en 1981. La tercera ampliación, oficialmente el primer día de enero de 1986, aunque los tratados de adhesión se firmarían el año anterior, fue protagonizada por Portugal y España. Ahora Europa ya contaba con doce miembros. Ya como Unión Europea, en 1995 entrarían Austria, Finlandia y Suecia. La mayor ampliación en número de países y de habitantes tuvo lugar en el año 2004 porque ingresaron: República Checa, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia. En 2007, ingresaban Bulgaria y Rumania. Por su parte, Croacia lo haría en 2013.

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