2. Nacer en la voz

2.1. Reconocimiento de la voz y la intención

Nos asomamos a una sesión con familias para reflexionar sobre esos primeros momentos de comunicación literaria.

  • ¿Cómo son nuestra primeras lecturas?
  • ¿Cuándo se producen y cuáles son sus claves?


¿Qué busca y qué percibe el ser humano en la voz? Los mensajes artísticos envuelven las acciones cotidianas de supervivencia. “Cantamos” mientras procuramos al bebé el soporte básico para la vida: alimento, calor, descanso. Con ello ambos, el recién nacido y el adulto que lo acoge, afirman su voluntad (y necesidad) de vivir más allá de lo físico, de lo presente y de lo productivo. Se suman al pacto de la especie para perdurar más allá del individuo y pertenecer a una colectividad.

Por eso, las primeras lecturas con el bebé suponen el encuentro con la voz como vehículo de transmisión literaria. También abarcan desde el primer contacto con el libro como objeto hasta su asimilación como portador de esa misma transmisión, pero siempre en un segundo plano de importancia: es el contenido lo que hace el libro.

 

Reconocer la VOZ LITERARIA

 
LA AVENTURA DE OÍR 
Ana Pelegrín
Madrid, Anaya 2004
Disponible encervantesvirtual.com

Desde su nacimiento, el bebé aprende a diferenciar la calidad, el tono, la cadencia y, sobre todo, la intención de nuestra voz. Los padres son el primer libro del recién nacido; y las nanas, juegos y retahílas, sus primeras y necesarias lecturas, con las que se comunican el placer de estar juntos, la pertenencia al grupo familiar (independientemente de la estructura que tenga), la gratuidad de la recepción.

“La literatura oral es una forma básica, un modo literario esencial en la vida del  niño pequeño, porque la palabra está impregnada de afectividad. El cuento, la lírica, el romance, construyen el mundo auditivo-literario del niño, le incorporan vivencialmente a una cultura que le pertenece, le hacen partícipe de una creación colectiva, le otorgan signos de identidad."


Reconocer EL OBJETO – LIBRO

 
LIBROS DE TELA
Retahílo Ediciones
www.retahiloediciones.com

Como sucede con todos los objetos que lo rodean, el niño explorará los libros si le facilitamos esa experiencia. Rasgar, chupar o golpear serán sus primeras actividades, para las que resultan muy útiles los libros de tela y baño; pero también es necesario que manipule en vuestra compañía ejemplares en papel, que le darán una idea más real de sus características: paginación, encuadernación, disposición del texto y las imágenes… Poco a poco, la superación de la mera percepción material le permitirá centrarse en el contenido.

 

Reconocer LA COMUNICACIÓN LITERARIA

Tanto la voz como el objeto impreso son considerados lectura en su calidad de medios transmisores de un contenido lingüístico que representa simbólicamente la realidad (“La adquisición de sistemas simbólicos es tan veloz desde el nacimiento que se ha aludido a ello como una prueba de la capacidad innata de simbolización de la especie humana”).

 
PERRO TIENE SED
Satoshi Kitamura
Anaya, 1996

A lo largo de toda la etapa infantil (0 – 6 años) “se produce un progreso gradual en el conocimiento sobre las características formales de las historias, que incluye dos líneas esenciales: qué ocurre y de quién hablamos, es decir, la adquisición del esquema narrativo y el desarrollo de las expectativas sobre los personajes”.

Al inicio de su adquisición de la estructura narrativa, “los niños y niñas se dan por satisfechos con reconocer y nombrar el contenido de las imágenes y ven las historias en términos de episodios desconectados.” (Citas de Teresa Colomer, Andar entre libros, México, Fondo de Cultura Económica, 2005)

Las características fundamentales que han de tener las lecturas narrativas que proporcionamos al niño han de ser las siguientes: la existencia de un personaje que centre su identificación y una perfecta secuenciación, clara y comprensible desde la experiencia del niño, es decir, no basada en conceptos ajenos a esta (como, por ejemplo, las series numeradas o alfabéticas que tanto abundan en libros de tela y baño, y que resultan totalmente incomprensibles para un bebé).

 
EL LIBRO DEL INVIERNO
Rotraut Suzanne Berner
Anaya, 2004

La secuencia es una relación lógica entre las partes del discurso. Para un bebé puede descansar simplemente en el juego con los sonidos, aunque no tenga significado aparente, siempre que sostenga un juego corporal, una interacción poética o musical, o cualquier hilo similar de llamada-respuesta. Pero en el hilo narrativo se suele estructurar en torno al personaje y seguir sus acciones hasta un final satisfactorio: la solución de un conflicto o necesidad.

La lectura de imágenes y el juego creativo con las mismas son importantes en una época como la actual, caracterizada por la comunicación audiovisual. “La formación de lectores polivalentes y con criterio apunta a la necesidad de trabajar la gramática de la imagen con métodos sistematizados que nos enseñen, desde bien pequeños, a ver y no solo a mirar.” [1] Para ello disponemos de álbumes [2] de gran calidad, algunos sin ninguna presencia de texto, y de universos de papel que nos permiten alcanzar en una sola página todas las interesantes historias que atraen la atención de nuestro bebé cuando pasea.

El primer contacto con la poesía a través del libro está ligado al juego, el ritmo, el baile. Podemos acompañar con imágenes festivas y cotidianas las rimas y juegos populares, pero también arropar su entrada en el sueño con el suave recitado de nanas y poemas.

“La singularidad del teatro frente a los otros géneros radica en que a la expresión lingüística hay que añadir otros recursos que resumimos en la expresión corporal, la expresión plástica y la expresión rítmico – musical.” [3]

Podríamos llamar al teatro “la lectura encarnada”, la que adquiere cuerpo y vida ante el espectador. Si bien encontraremos en los libros pocas obras de teatro para niños, es en cierto modo el género que más vamos a frecuentar con ellos: la lectura en la infancia es sobre todo una lectura compartida y nosotros, los mediadores, le ponemos la voz, el gesto y el ritmo, contribuyendo a dar forma a su imaginario (junto a la importantísima labor de los ilustradores) y su voz interior. Así mismo, les proporcionamos variados recursos para que ellos mismos se hagan, poco a poco, cargo de la acción y la transmisión.

En el momento inicial del proceso lector, el niño está inmerso en el reconocimiento de su propio cuerpo. En este sentido, sus primeras dramatizaciones serán los juegos de regazo y de calle, y sus primeros textos teatrales los libros – juego y manipulables.

Lectura relacionada

 
CINCO PATITOS 
Margarita del Mazo y Cecilia Moreno
Jaguar 2016

  

[1] Teresa Corchete. Fundación Germán Sánchez Ruipérez.

[2] El álbum ilustrado o libro – álbum es el género que más abunda en la selección que vamos a manejar. Se caracteriza por el hecho de que la reconstrucción del significado de la obra ha de realizarse a partir del texto y la ilustración, como conjunto indivisible secuenciado a través de un ritmo de página o doble página. Citaremos como ejemplo el libro Cambios, del autor Anthony Browne (México: Fondo de Cultura Económica, 1993).

[3] Teoría de la Literatura Infantil. Bilbao, ediciones Mensajero, 1992.