2.C. Lectura en pantalla con los más pequeños

Sitio: Aula Virtual de Formación en línea (ISMIE)
Curso: Leer antes de leer
Libro: 2.C. Lectura en pantalla con los más pequeños
Imprimido por: Invitado
Día: sábado, 20 de abril de 2024, 05:51

1. ¿Qué vamos a hacer?

La propuesta está organizada en torno a cuatro preguntas.

1. ¿Por dónde empezamos?

El “dilema” de la P de Papel y de Pantalla o, más bien, el reto…

2. ¿Cómo seleccionamos?

Aspectos que hay que considerar respecto al soporte digital y a la selección de contenidos digitales.

3. Edades, tiempos, controles...

Pautas y consejos respecto al tiempo de contacto con los dispositivos digitales y los niveles de autonomía según la edad, así como las medidas de control parental que se pueden establecer.

4. ¿Qué hacemos y cómo?

Posibilidades múltiples que ofrecen los soportes y contenidos digitales para navegar entre sus contenidos e interactuar con ellos y, especialmente, personalizarlos. Claves para generar primeras experiencias positivas de contacto con la lectura digital, despertar la curiosidad por ella y estimularla (sin necesariamente perder de vista el papel o, mejor, no haciéndolo).

>Elisa Yuste

ELISA YUSTE tiene un máster en Edición, Literatura Infantil y Juvenil, y Lectura, es consultora y formadora en el ámbito cultural, editorial, bibliotecario y educativo. Ha trabajado en el mundo de la educación, la edición y la traducción, principalmente en la Fundación Germán Sánchez Ruipérez; primero en el equipo del Centro de Documentación e Investigación en Literatura Infantil y Juvenil; entre 2006 y 2012, como coordinadora del Área de Promoción de la Lectura; y en el último periodo, como responsable de los Observatorios de Materiales de Lectura para Niños y Jóvenes y de Promoción de la Lectura con Niños y Jóvenes. Participa en APPTK, recomendador de apps para niños y jóvenes.


2. ¿Por dónde empezamos?

La lectura se expande, se diversifica, transita nuevos derroteros y se abre a nuevas propuestas en el entorno digital. Explorar estas nuevas fórmulas es el objetivo primordial de este curso, con el fin de articular un espacio de trabajo innovador y participativo en torno a los materiales de lectura digitales para niños en las primeras edades.

Un espacio en el que comprobar cómo la oferta de contenidos digitales enriquece las opciones de lectura y de expresión de los niños, y cómo estos contenidos son nuevas y complementarias formas de acercar historias, de proporcionar conocimientos y de desarrollar competencias y destrezas para la formación de lectores del siglo XXI. Pero un espacio también en el que trazar las relaciones y vínculos con la lectura en papel de cara a entender mejor y estar mejor preparados para afrontar estos nuevos caminos abiertos.

Una propuesta, en definitiva, en la que se pondrá el foco en los cambios que han experimentado y siguen experimentando la lectura y los lectores, en la calidad y el valor de la lectura en papel y en pantalla, en cómo buscar y escoger de forma eficaz, sensata y, sobre todo, crítica en el conjunto de la oferta, aplicable tanto a la lectura digital como a la impresa.

El reto como mediadores (padres, madres, maestros, bibliotecarios, animadores socioculturales…) es contribuir a sentar las bases de la formación de lectores competentes, que desde las primeras edades conocen y se mueven entre todo tipo de textos, acostumbrados a leer en distintos formatos, a surcar diferentes vías y canales; lectores que se preparan para saltar de uno a otro soporte cuando la lectura lo precise para, en un futuro, ser capaces de descifrar todo tipo de códigos, de comprender los mensajes que transmiten, de enjuiciarlos y ser críticos con ellos.

Ciertamente, esta eclosión de pantallas en el día a día de los más pequeños puede vivirse con cierto vértigo y desconcierto en la familia, en la escuela, en la biblioteca y en cualquier otro ámbito vinculado a la primera infancia. Por ello, se hace necesaria una orientación que permita explorar con confianza este nuevo universo digital de lecturas y vincularlo con la realidad analógica de los más pequeños.


2.1. Papel o pantalla?




2.2. Para seguir pensando…

Los medios digitales están cada vez más presentes en nuestro entorno, se han incorporado con total naturalidad a nuestro día a día (y en el de los niños y jóvenes) y llegamos a sentirlos como herramientas indispensables para desenvolvernos con soltura en esta sociedad híbrida en transformación.

Y así, con el desarrollo y expansión de los dispositivos móviles, los smartphones y las tablets han ganado proximidad y se han convertido en nuestros más cercanos cómplices y aliados. De forma vertiginosa y casi sin darnos cuenta se nos han metido en el bolsillo.

Al igual que la Internet de las cosas va ganando fuerza y transformando nuestras vidas, también cambian las percepciones y las prácticas relacionadas con la lectura y la escritura. Hoy ya no cabe plantear la lectura digital en confrontación con la lectura en papel -aunque algunos sectores aún se empeñen en ello- sino desde la clave de la complementariedad y la fusión.

La solución no está en destacar de forma reiterada los conflictos, sino que pasa por mostrar un mayor interés por conocer los cambios, por establecer relaciones entre el presente y el pasado de cara a entender y estar mejor preparados para afrontar los nuevos caminos abiertos [1].

Somos lectores de transición

Hablar de lectura y escritura hoy es referirse a una multiplicidad de situaciones, de intenciones, de materiales, canales y formatos. Las transformaciones que experimenta la lectura afectan tanto al entorno impreso como al digital, inciden en ellas factores ligados a los lectores y al contexto general en el que viven [2].

El lector de hoy es un lector de transición que se mueve entre el papel y la pantalla, es protagonista de múltiples situaciones de lectura y navega entre una amplia diversidad de contenidos, formatos y canales. Hay lugar para todo. Cada lector elige [3].

¿Pero leemos en digital?

El desarrollo de la tecnología móvil unido al continuo aumento de opciones de lectura y escritura que ofrece Internet hace que haya cada vez más personas buscando información y otro tipo de lecturas en la Red.

Los diferentes datos que ofrecen las encuestas, informes y estudios respecto a la lectura digital en España dejan patente un notable crecimiento de los dispositivos digitales en nuestro país, ya sean smartphones, tablets o eReaders. Paralelamente, los informes de hábitos de uso y consumo muestran cómo un número creciente de personas utiliza estos dispositivos de manera progresiva para distintos usos que implican, de una manera u otra, la lectura y la escritura.

Si bien, las cifras que arrojan los diferentes estudios e informes que se publican en todo el mundo representan igualmente un elevado grado de inconcreción, por lo que es difícil saber cuánto se lee y, sobre todo, cómo se lee [4].

Complementariedad desde la diferencia

Aunque, si bien es cierto que el patrón de lectura cambia de lo impreso a lo digital, en el sobrevolar de trastos de uno hacia el otro lado, en el cruce de puntos fuertes y débiles entre el papel y la pantalla se puede apreciar cómo en muchos casos la lectura impresa y la digital muestran un similar comportamiento en algunos aspectos y, a la postre, comparten una misma finalidad.

El lector, en uno y otro caso, busca disfrutar de una historia, deleitarse con las palabras y las imágenes; persigue cierta información que necesita para elaborar un informe académico, profesional, resolver un problema práctico, conocer, comprender, entender algo o entenderse a sí mismo.

Según cada propósito acudimos a un tipo de obra, que requiere desplegar una particular estrategia de lectura: una búsqueda puntual, una lectura lineal, un repaso en diagonal o una lectura profunda. También la elección del medio es relevante en algunos casos. Conviene despegarse de máximas que aseguran que bien la obra en papel o la obra digital son siempre lo mejor para todo y para todos. Sea en papel o en pantalla, la lectura nos ayuda a conocer el mundo, a conocernos y a conocer al otro.

Una polémica abierta: ¿se comprende más o menos?

El aprendizaje formal de la lectura, hoy por hoy, en general (con contadas excepciones) solo contempla la lectura en papel, por lo que la mayoría de los estudios muestran mejores resultados en compresión de contenidos en papel. En términos generales, la lectura en papel plantea al lector una secuencia de lectura y le proporciona una perspectiva general (abstracción) de un tema, al tiempo que le permite fijarse en detalles puntuales (concreción). En las primeras edades, según algunos estudios, la lectura en papel favorece la comprensión. Los niños recuerdan más detalles de las historias que leen en papel. Otras investigaciones, en cambio (tal y como se apunta en relación con la lectura digital), muestran que el formato no afecta a la comprensión lectora en la etapa preescolar.

Hoy por hoy son excepcionales las metodologías de aprendizaje formal de la lectura que contemplan la lectura digital, por lo que la mayoría de estudios muestran peores resultados en comprensión de contenidos digitales. En términos generales, la lectura digital no plantea al lector una secuencia de lectura y le lleva trazar su propio itinerario y a fijarse en detalles puntuales (concreción), en vez de proporcionarle una perspectiva general (abstracción) de un tema. En las primeras edades, según algunos estudios, la lectura digital dificulta la comprensión. Las animaciones interactivas, los juegos… desvían la atención de los niños lejos de la narrativa. Otras investigaciones, en cambio (tal y como se apunta en relación con la lectura en papel), muestran que el formato no afecta a la comprensión lectora en la etapa preescolar.

La lectura digital en las primeras edades

Son muchos los estudios que reflejan cómo los prelectores utilizan dispositivos digitales desde las primeras edades. Y, más allá de estos estudios, no tenemos más que mirar a nuestro alrededor y ver cómo muchos padres permiten a sus hijos jugar con los dispositivos móviles (a menudo o a veces) mientras hacen alguna tarea o recado, para mantenerlos en calma en lugares públicos e, incluso, para dormirlos, a pesar de los inconvenientes asociados a estas prácticas, en general, y a esta última en concreto.

Utilizar los dispositivos digitales para calmar o distraer a los niños o como medio para manejar su comportamiento puede resultar útil en un momento determinado (un viaje en avión, un procedimiento médico), pero usarlos de forma continuada puede interferir en su habilidad de sortear distintas situaciones y aprender la importante tarea de controlar sus emociones [5]. Y en el caso de uso nocturno puede ocasionar, además, problemas de sueño.

En contraposición, los dispositivos digitales proporcionan a los niños contacto con nuevas formas de descubrir, experimentar y crear contenidos, no limitadas a su espacio físico, propuestas que resultan estimulantes, motivadoras y significativas. Se convierten así en firmes aliadas de un aprendizaje de calidad necesario en el momento actual.

Por ello, es clave educar en el uso de los dispositivos digitales desde las primeras edades, fomentar la creación de hábitos saludables en relación con este uso y sacar el mejor partido a las diferentes potencialidades de este soporte para contribuir a la formación de lectores del siglo XXI [6].

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[1] Cencerrado Malmierca, L. M.; Yuste, E. "El dilema de la P de Papel y de Pantalla". Elisa Yuste. Consultoría en Cultura y Lectura
Disponible en www.elisayuste.com/el-dilema-de-la-p-de-papel-y-de-pantalla

[2] Martín, P. Roger Chartier: “Históricamente no ha habido una revolución en la lectura semejante a la digital”. La Tercera
Disponible en www.latercera.com/noticia/roger-chartier-historicamente-no-ha-habido-una-revolucion-en-la-lectura-semejante-a-la-digital

[3] Capoblanco, F. Julio Alonso Arévalo: “La mayoría somos lectores de transición entre el papel y lo digital". Polvo
Disponible en www.polvo.com.ar/2017/10/alonso-arevalo

[4] Cordón García, J. A. (2017). "La lectura en el entorno digital: nuevas materialidades y prácticas discursivas". Revista Chilena de Literatura, 0 (94). 
Recuperado de: www.revistaliteratura.uchile.cl/index.php/RCL/article/view/44968/47050

[5] Martínez, C. (2017). "Bebés, niños pequeños y dispositivos digitales". En Bebés lectores. ¿Cómo leen los que aún no leen? Cerlalc. 
Disponible en: erlalc.org/wp-content/uploads/2017/12/Publicaciones_Cerlalc_OPI_Dosier_Bebes_lectores_151217.pdf

[6] Martínez, C. (2017). Op. cit.


3. ¿Cómo seleccionamos?



3.1. Recomendaciones para una buena elección

Estamos rodeados de nuevas propuestas en papel y en digital que componen una oferta híbrida e interconectada. Sin embargo, la clave en la promoción del gusto por la lectura y del hábito lector antes y hoy, en soporte impreso y en soporte digital, sigue siendo la misma: rodearse de buenas lecturas. Y para ello es fundamental entender la labor de selección como un proceso de análisis, de reflexión y de toma de decisiones.

Seleccionar lecturas no admite la voz pasiva, requiere tomar una actitud activa y selectiva, porque no todos los materiales que componen la producción editorial tienen el mismo valor ni responden en el mismo grado a las necesidades de lectura o de información de todos los lectores potenciales. Bajo apariencias similares se pueden encontrar prestaciones muy diversas y contenidos tratados con niveles de rigor muy distintos, afirmación que cobra mayor sentido en el contexto de la edición digital y de los contenidos publicados en Internet.

En un contexto de amplio crecimiento de la oferta, es fundamental aportar un valor añadido a la selección asignando grados de valor diferenciales entre los materiales, estableciendo diferencias entre:

  • los fiables y aquellos que contienen errores;
  • los que se proponen informar y los que pretenden crear o modificar opinión;
  • los que aportan valor en su estética o contenido y los que carecen de esta dimensión…

Se trata, en definitiva, de trazar lindes entre los materiales de lectura que presentan buena factura y aquellos descuidados e inconsistentes, teniendo en cuenta también su adecuación al formato o canal de acceso de cada uno de ellos.

Hay muchas razones, de índole cualitativa unas y cuantitativa otras, de carácter general o particulares en cada caso, con origen dentro o fuera de un contexto, proyecto o servicio de lectura determinado. Lo importante, en todo caso, es que nuestra elección sea consciente tanto del “producto” que tenemos entre manos como de la “necesidad” que pretendemos cubrir con él. Así, antes de poner en marcha el proceso de análisis y selección debemos crear una escala de medida y, en el caso de los mediadores profesionales, unos procedimientos que unifiquen la mirada y la forma de proceder de todo el personal que intervenga en esta tarea, que permitan estimar el valor de las obras.

En este curso, en el que estamos centrando la mirada en la prescripción de contenidos digitales, veamos una relación de los criterios que pueden guiar el análisis y la selección conforme a la edad y las competencias de los destinatarios. Y que son (y si no lo son, deberían serlo) la base de la prescripción en el ámbito familiar y profesional.

 

 

Cuando nos enfrentamos a un contenido digital (un eBook, una app de lectura o un libro app…), nuestra primera recomendación es echarle un primer vistazo al contenido para ir tomándole el pulso a la propuesta. Y, una vez hemos realizado esa primera aproximación, volver a ella e ir revisando uno a uno diferentes aspectos que enunciamos a continuación.

Veremos que muchos de los criterios que se utilizan en el análisis y selección de este tipo de materiales son los que tenemos presentes cuando abordamos materiales de lectura en formato impreso. Otros, en cambio, son aspectos más propios, específicos de las propuestas de lectura en soporte digital.

La primera apreciación es fácil que esté relacionada con el contenido en términos generales: el tema, su originalidad, su interés y su adecuación en relación con el lector-usuario para el que ha sido concebida la propuesta, su planteamiento y su enfoque también teniendo presente, de nuevo, al lector-usuario.

También se habrán de analizar sus elementos constitutivos: texto, imagen (estática y en movimiento), audio (narración, efectos de sonido, banda sonora), elementos interactivos, propuestas de gamificación… Y valoraremos su calidad de forma independiente, pero también la relación que establecen entre ellos en el entorno del eBook, la app…

En el caso de las apps de lectura, además, puede tenerse en cuenta la cantidad y variedad de temas, géneros y tipologías de contenido, así como el ritmo de incorporación de nuevos títulos. Por otra parte, en el caso de que el contenido sea de no ficción se habrán de medir la claridad y la objetividad en el tratamiento del tema, si está actualizado.

Otro aspecto en el que poner la mirada es la organización de los contenidos y, consecuentemente, su visualización dentro del entorno del producto. Es importante que se facilite al lector-usuario la navegación. Por ello, puede ser de interés que se favorezca la accesibilidad al contenido a través de una o varias herramientas de búsqueda, con o sin conexión a Internet.

En el caso de las apps de lectura, además, es interesante que incorporen opciones de personalización para la organización del contenido, por ejemplo, en carpetas, para que los lectores-usuario autónomos puedan categorizar el contenido en función de sus gustos, intereses y necesidades. Incluso, que permitan eliminar y restaurar contenidos en función de los intereses del lector-usuario.

Siguiendo con las opciones de personalización, un aspecto en el que tienen un amplio espectro de posibilidades las propuestas digitales, podemos considerar también las posibilidades de personalizar los aspectos formales del texto, del audio, del vídeo y de la animación.

En el caso del texto, el tipo y el tamaño de letra, los ajustes de brillo y fondo de pantalla, la lectura a una o a doble página…, incluso, la disponibilidad de lectura en varios idiomas o variantes idiomáticas. En el caso del audio, la elección de narrador, la grabación personalizada de la historia, los efectos de audio o banda sonora. Y en el caso del vídeo y de la animación, su activación automática o no.

Las funcionalidades relativas a la búsqueda de palabras o la incorporación de anotaciones son de interés con lectores-usuario más autónomos (no serían aplicables en las primeras edades). En las edades más avanzadas también se pueden valorar las posibilidades de interacción con los contenidos que permitan a los lectores compartir lecturas, comentarlas, etc. En cualquier caso, se habrá de comprobar la adecuación y el nivel de dificultad de este tipo de acciones.

Otro aspecto, por lo general, diferencial de los contenidos digitales (aunque no exclusivo) en el que poner la mirar es la interactividad. Por ello es conveniente comprobar si el contenido digital es interactivo y los niveles de interactividad que brinda al lector-usuario: si es residual o si permite al lector actuar y participar como un personaje más de la historia y tomar decisiones en el proceso de lectura. Algo que, como el resto de aspectos, tendremos que valorar en función del usuario y las habilidades que se le imaginen.

También podemos echar un vistazo a los créditos, que en este tipo de contenidos se multiplican exponencialmente (autor, ilustrador, diseñador, desarrollador, compositor…). En algunos casos puede ser una información significativa, especialmente cuando el mediador cuente con cierta trayectoria en el análisis y selección de contenidos digitales. Significativo es, en cualquier caso, que se incluyan, aunque a la persona que esté haciendo el análisis no le diga mucho de primeras.

También puede dar pistas la fecha de creación y las de las diferentes versiones de la herramienta, si las hubiera. Por ejemplo, una app que lleve tiempo en el mercado puede ser sinónimo de éxito, al igual que una app que lleve a sus espaldas múltiples actualizaciones que, además, pueden estar mostrando la preocupación de su desarrollador por optimizar su propuesta.

Una vez valorado el contenido, es clave abordar aspectos como la ergonomía y tener en cuenta todos los elementos que pueden favorecer la visualización del contenido digital de una forma sencilla y clara: el tamaño y el tipo de letra, el contraste de la letra con el fondo, el uso del color, la colocación de los diferentes elementos e iconos dentro de la página, la claridad de las imágenes, la utilización de botones fáciles de identificar, etc.

Y, junto a la ergonomía, también habremos de valorar la usabilidad y determinar el grado en el que los usuarios-lectores interactúan con el dispositivo y el contenido digital de manera eficiente e intuitiva. Una característica que está relacionada con la facilidad de uso, con la rapidez con la que se puede aprender a utilizar y con el grado en el que su diseño facilita su manejo. Este parámetro está directamente relacionado con la accesibilidad y la ergonomía, pero también con la velocidad de apertura del contenido, la navegación.

Muy importante en relación con el público que nos atiende son los aspectos relativos a la seguridad, la confidencialidadla privacidad. Así, habremos de valorar que incluya funcionalidades de control parental o bloqueo de compras dentro de los servicios o herramientas de acceso a contenidos digitales, o que las claves de acceso sean acordes a la edad del usuario.

Además, los servicios o herramientas de acceso a contenidos digitales para menores deben cumplir las diferentes leyes vigentes en cada país de origen sobre protección de datos, garantizar la confidencialidad de sus usuarios-lectores y proteger la privacidad de la información ofrecida por ellos, datos que deben aparecer de una forma clara y explícita en el producto.

Es necesario comprobar qué datos se solicitan y cuáles se recogen de forma automática (dirección IP, identificación del dispositivo…), y el uso de esos datos. Los servicios o herramientas de acceso a contenidos digitales para menores no deben solicitar ningún tipo de información personal de los menores para activar su funcionamiento, mucho menos sin el consentimiento de un adulto responsable.

Otros aspectos a tener en cuenta de cara a la selección son la disponibilidad y las cuestiones relativas a la adquisición. En relación con la primera, habremos de valorar el nivel de acceso al contenido: su disponibilidad para diferentes sistemas operativos... También se puede valorar positivamente que esté disponible en diferentes tiendas, idiomas (de uso del servicio o herramienta), que sea fácilmente localizable (por título, icono). Todo ello amplía el espectro de lectores potenciales.

En cuanto a la adquisición, más allá del precio hay que analizar la forma de adquisición del contenido y determinar si es adecuada: venta unitaria, bundle, suscripción (mensual, anual), gratis (con publicidad, sin publicidad, versión lite). Son especialmente valorables las propuestas que ofrecen diferentes opciones y permiten elegir al usuario en función de sus intereses y necesidades concretos.

También se pueden tener presentes, aunque con todas las reservas puesto que no constituyen indicadores de calidad, la popularidad del contenido (elevado número de descargas, buena puntuación en base a un buen número de valoraciones, comentarios positivos de los usuarios…) y el reconocimiento (premios, sellos de calidad).

Una vez analizados estos parámetros, se puede hacer una suma y ver cuál sería la valoración del contenido digital en función de ella. No se puede rechazar una propuesta porque flaquee en algún aspecto (salvo que se trate de una cuestión mayor). Además, no siempre podremos utilizar los mismos criterios. Y, por último, por encima de todo, se ha de tener presente la edad de los lectores-usuario para los que ha sido creado el contenido, sus gustos, sus intereses y sus habilidades.

Si tenemos en cuenta el elevado número de contenidos digitales disponibles en el mercado y su crecimiento exponencial, el análisis y la selección de propuestas de calidad se hacen cada vez más necesarios para motivar a los niños y jóvenes en la lectura digital, fomentar el hábito lector en los nuevos soportes y desarrollar sus habilidades como lectores del siglo XXI.


4. Edades, tiempos, controles...

Dispositivos digitales, ¿cuánto y cómo?


4.1. Control parental

El control paternal, más conocido como control parental, se refiere, por regla general, a un sistema que limita o impide el acceso a un dispositivo o a su contenido a los menores de edad. Para ello, se utiliza una serie de sistemas de bloqueo, normalmente protegidos mediante claves -bien alfanuméricas, bien mediante una combinación de teclas-, que realizan los responsables legales del menor, normalmente sus padres, o los adultos responsables del uso de la correspondiente máquina.

El objetivo es evitar que el menor acceda a contenidos inadecuados o que lleve a cabo acciones como comprar contenidos o suscribirse a servicios, compartir información personal o sensible en abierto… Los sistemas de control parental son muy variados y dependen del aparato (ordenador, tablet, smartphone, consola, televisión, reproductor de DVD…) y del formato (app, red social…) y el tipo de información que se desea controlar.

Más allá de estos desarrollos tecnológicos, el control parental es también, como su propio nombre indica, el que establecen los padres, madres, tutores o responsables de un menor en relación con el uso de los dispositivos eléctricos, electrónicos, digitales en un determinado contexto y que pueden referirse a la posibilidad de uso, los sitios, momentos y tiempos de uso, a las limitaciones respecto a determinados contenidos y, en el caso de los usuarios menores de mayor edad, los límites de gasto.

El objetivo es, en cualquier de los dos casos, evitar el acceso a contenidos no adecuados y gastos indeseados; y, sobre todo, prevenir ansiedades indebidas, trastornos del sueño, descensos del rendimiento escolar, adicciones u otros problemas que puedan derivarse de un uso inadecuado de la tecnología.

4.2. Cinco recomendaciones para el control parental

Pautas y consejos respecto al tiempo de contacto con los dispositivos digitales y los niveles de autonomía según la edad, así como las medidas de control parental que se pueden establecer.

Lugares


Establecer lugares de uso para evitar que los chicos estén conectados en situaciones inadecuadas (actividades familiares, durante las comidas…).




Momentos


Establecer momentos de uso para evitar que los chicos estén conectados en horarios inadecuados (por la noche, por ejemplo).

 



Tiempos


Establecer tiempos de uso para evitar que los chicos estén conectados más tiempo del recomendable (20/30 min. máximo en la franja de 2-6 años).



Límites


Establecer límites de gasto para hacerlos conscientes y responsables de su consumo (en edades avanzadas).



Funcionalidades de control parental


Aprovechar las funcionalidades de control parental incorporadas en los dispositivos y en las aplicaciones, así como las herramientas específicas que permiten gestionar el uso que hacen los menores de la tecnología, su acceso a determinados contenidos o el modo de compra.

4.3. ¿Qué posibilidades nos ofrecen los soportes y contenidos digitales?

 Los soportes y contenidos digitales ofrecen múltiples posibilidades a sus usuarios para navegar entre sus contenidos e interactuar con ellos y, especialmente, personalizarlos. A continuación repasamos algunas de estas funcionalidades para la lectura enriquecida.

Estas funcionalidades no están disponibles de forma sistemática en todos los dispositivos, aplicaciones y contenidos digitales presentes en el mercado. Tampoco es necesario que así sea. Si volvemos sobre el listado veremos que hay algunas de ellas que solo tienen sentido para según qué perfiles de usuarios, e incorporarlas sin tener en cuenta este hecho no tendría mucho sentido.

En las propuestas para niños y niñas en edades tempranas, las funcionalidades más comunes son las asociadas a la personalización de la experiencia de lectura en función de las habilidades lectoras de los usuarios, de tal manera que, muchas veces, un mismo contenido, resulta apto y de interés para una variedad de usuarios y usuarias con diferentes niveles lectores realizando los ajustes oportunos.

Así, permiten elegir si se quiere disfrutar de la historia de la mano de un narrador (con audio, sin texto), incluso activar la secuencia narrativa o el movimiento de personajes, objetos u otros elementos interactivos de forma automática, de modo que los lectores se enfrentan a una experiencia muy similar al visionado de un vídeo; o bien, si se prefiere realizar la lectura de forma más autónoma (sin la voz del narrador, con texto…).

También suelen ofrecer la posibilidad de elegir si se quieren activar, además de la narración, los efectos de sonido, la música… O si se desea disfrutar de la historia en otro idioma, incluso, a través de una versión propia de la misma. Además suelen incorporar alguna funcionalidad básica que favorece la navegación entre sus contenidos. Y, en muchos casos, propuestas complementarias: juegos, actividades creativas o con un enfoque educativo, etc.


4.4. Explorando algunos ejemplos

A continuación, veremos unos ejemplos de especial interés que dan cuenta de algunas de estas múltiples opciones. Como veréis, cada contenido es diferente e incluye unas funcionalidades específicas; especialmente en el caso de los contenidos para los más pequeños.

Niño o niña

En la nana interactiva ¡A la cama! de DADA Company, por ejemplo, se puede elegir si se quiere que la propuesta la protagonice un niño o una niña. Una fórmula que también ofrece el libro-app Yo mataré monstruos por ti de Acuadros, que surge de un verso de la canción “Un día en el parque” de Santi Balmes de “Love of Lesbian”, autor de la historia.

 
Elige idioma, música...

Con la app de Los pollitos, los niños podrán disfrutar de esta conocida canción infantil en varios idiomas (esto es aplicable a la mayoría de los contenidos en formato app) pero también tocar una guitarra digital, con el acompañamiento musical de los pollitos, y realizar diferentes actividades creativas.

 
Gamificación

La app 1000 aventuras incorpora una entretenida propuesta de gamificación para transformar diferentes entornos cotidianos, que está al servicio de la historia. Un tipo de propuesta que, hemos de advertir, no siempre funciona, puesto que puede desviar la atención del usuario y hacerle perder el hilo de una historia.

 
Combinaciones de textos e imágenes

En In my dream de e-Toiles éditions se propone al lector un juego de combinaciones infinitas de imágenes y textos (con audio), entretenido al tiempo que rico en matices: imaginativo, poético, evocador, surrealista. En la misma línea se sitúa My little story factory, la app basada en la obra homónima de Bruno Gibert, de los mismos desarrolladores.

 
Mucho juego...

También hay mucho juego, aunque más al servicio del aprendizaje en las propuestas de Tinybop. Con su colección de apps La biblioteca del exploradorplantean formas diferentes de explorar la realidad y adquirir conocimientos en temas diversos; y con sus Juguetes Digitales, fomentan la creatividad de los niños y niñas de forma acorde a las nuevas necesidades e intereses surgidos en torno al diseño y la programación.

 
Realidad aumentada

En Mur, la app desarrollada por Step In Books a partir de la obra Mur, eli karhu (en español, Un oso llamado Mur) de Kaisa Happonen, la propuesta de lectura y juego se extiende más allá de las páginas del libro gracias a la tecnología de realidad aumentada que sumerge al usuario en un escenario tridimensional.

No tan sorprendentes, pero también muy atractivas, son las colecciones de libros con realidad aumentada de Parramón Ediciones. Su última apuesta para primeras edades ha sido Cuentos para emocionarse, una colección de historias que pretende acercar a los niños a diferentes sentimientos y emociones para aprender a gestionarlos.

 
Entornos tridimensionales

Un entorno tridimensional es también el que han elegido los desarrolladores de Mi pequeña oruga glotona para trasladar a este conocido personaje de Eric Carle al entorno digital en un juego interactivo que muestra de forma creativa el proceso de crecimiento de una oruga, invitando al usuario a crear su propio recorrido para que la pequeña oruga se convierta en mariposa.

 
Crea tu personaje

Y la propuesta de Mo Willems Don’t Let the Pigeon Run This App!, por citar otra app basada en una obra impresa, es también llevar a los usuarios más allá de los álbumes protagonizados por su conocida paloma para invitarlos a crear su propio personaje y darle vida propia.

 
¡Apaga esa tableta!

Un paso por delante va la app ¡Ya apaga esa tableta! de Ochogallos, con la que cerramos este recorrido, que plantea a sus usuarios sumergirse en el mundo real a través de cuatro escenarios cotidianos en los que las tablets suelen estar presentes, para los que ofrece una amplia batería de propuestas que invitan a mirar alrededor y disfrutar del mundo analógico.