La propiedad intelectual supone el reconocimiento de un derecho
particular en favor de un autor u otros titulares de derecho, sobre las
obras de intelecto humano. Es un tipo de propiedad, lo que significa
que su propietario o titular puede disponer de ésta como le plazca y
que
ninguna otra persona física o jurídica podrá disponer legalmente de su
propiedad sin su consentimiento. Naturalmente, el ejercicio de este
derecho está sujeto a limitaciones.
El tener los derechos de una propiedad intelectual no implica que haya que cobrarla, si no que como autores o titulares, podemos hacer con ella lo que queramos y podremos o no dar permiso a otros para que la utilicen, modifiquen o actualicen en cada caso.
¿Cómo se adquiere la propiedad intelectual de una obra literaria, artística o científica? Le corresponde al autor solo por el mero hecho de haberla creado. Aquí tenemos un pequeño problema, ya que se considera autor a la persona que firma una obra, pudiendo llegar a ser complicado demostrar la autoría de la misma.
En los términos de la Declaración Mundial sobre la Propiedad Intelectual (votada por la Comisión Asesora de las políticas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), el 26 de junio del año 2000), es entendida como "cualquier propiedad que, de común acuerdo, se considere de naturaleza intelectual y merecedora de protección, incluidas las invenciones científicas y tecnológicas, las producciones literarias o artísticas, las marcas y los identificadores, los dibujos y modelos industriales y las indicaciones geográficas".
Según la OMPI, la Propiedad Intelectual se divide en tres categorías:
- Propiedad industrial.
- Derechos conexos.
- Derechos de autor.