1. ¿Qué entendemos por inclusión?

El concepto de inclusión educativa es muy amplio y abarca diversas cuestiones. Con frecuencia, se asocia únicamente a la atención educativa del alumnado con discapacidad. Por otra parte, el término “inclusión” se está utilizando masivamente, por parte de medios de comunicación y campañas de marketing, provocando que se desdibuje su significado.

Por todo ello, antes de profundizar en este tema conviene compartir una definición que nos sirva de marco de referencia. La que cuenta con un amplio consenso es la que dio la UNESCO (2005)1 que define la inclusión como un proceso orientado a responder a la diversidad de los estudiantes incrementando su participación y reduciendo la exclusión en y desde la educación. Está relacionada con la presencia, la participación y los logros de todo el alumnado, con especial énfasis en aquel que, por diferentes razones, está en situación de mayor vulnerabilidad y cobra una especial importancia la detección y eliminación de barreras.

Asumir el principio de inclusión educativa y la educación para todas y para todos hace necesario volver a conceptualizar y definir el todas y el todos, ejercicio que implica poner el foco de atención no solo sobre el ámbito de la discapacidad, sino sobre todo el alumnado, y en especial sobre las personas y colectivos que se encuentran en situación de mayor vulnerabilidad y en riesgo de exclusión educativa y social por razón de origen, etnia, lengua, situación económica y social, orientación sexual, identidad de género o características sexuales, capacidad y competencia, en situación de desvalorización, desconsideración, discriminación o violencia, o todas aquellas personas que por causas emocionales, funcionales, de convivencia y participación, en interacción con su contexto educativo, pueden estar sometidas a presiones excluyentes o que encuentran barreras en el acceso, la presencia, la participación y el aprendizaje en los centros escolares.

Compartimos tres ideas fundamentales cuando hablamos de inclusión:

  • La primera de ellas es que cada alumno y alumna es único y diferente. No hay dos categorías de alumnado. No podemos considerar que hay un alumnado diverso y otro categorizado como normal. Atendiendo las distintas y variadas fuentes de diversidad, podemos concluir que no sirven las respuestas educativas homogéneas.
  • La segunda es que todo nuestro alumnado, en algún momento de su escolarización, puede requerir apoyos en diferente nivel, amplitud, intensidad y duración, por lo que la escuela debe planificar una respuesta educativa desde el inicio.
  • Y finalmente, la idea de que no es tanto el alumnado el que tiene una discapacidad o un problema, sino que existen entornos que podríamos llamar discapacitantes, que son los que presentan barreras para su presencia, participación y/o aprendizaje.

¿Qué es la inclusión?

En primer lugar, señalar que un error frecuente es considerar la educación inclusiva como sinónimo de integración. Hay matices que diferencian a ambos conceptos.

La integración acepta la diferencia, la reconoce, pero se centra en el déficit, la deficiencia o el discapacidad, por tanto habla de necesidades educativas y plantea una respuesta educativa que es diferenciadora. Diferenciadora en tanto que el alumno o alumna sale del aula ordinaria para recibir una atención individualizada en función de su discapacidad, con un curriculum que se aleja significativamente del ordinario.

En cambio, una escuela inclusiva acoge la diferencia y aprende de ella, focalizando la atención en las capacidades de todo el alumnado y potenciándolas, mediante la eliminación de barreras que impiden que todos los alumnos puedan aprender. En este sentido la respuesta educativa es inclusiva y por tanto el alumno y la alumna están presentes en el aula ordinaria, participando y aprendiendo junto a sus iguales.

Elementos principales:

Como hemos visto en la definición, cuatro son los elementos clave que aparecen con fuerza en la conceptualización de la inclusión (UNESCO, 2005, p.15)2 :

  1. La inclusión es un proceso
  2. Se deben garantizar tres condiciones: la presencia, la participación y el aprendizaje de todo el alumnado.
  3. La escuela inclusiva es especialmente sensible a las situaciones de riesgo de exclusión y actúa de manera especial con el alumnado más vulnerable.
  4. Cobra especial importancia la identificación y eliminación de barreras.

En el siguiente capítulo veremos con detenimiento cada uno de ellos:

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1y 2UNESCO (2005). Guidelines for inclusion: Ensuring Access to Education for All. Paris: UNESCO.