2. Elementos principales

1. LA INCLUSIÓN ES UN PROCESO

¿De qué hablamos cuando decimos que la inclusión es un proceso?

  • No es espontáneo: la educación inclusiva se construye poco a poco, con cada paso que vayamos dando. 
  • No surge de repente sino que se inicia con actuaciones consensuadas.
  • No es la suma de acciones puntuales sino el conjunto de acciones interrelacionadas y en coordinación.
  • Requiere planificación: pensar cómo vamos a movilizar los recursos de los que disponemos en el centro.
  • Es sistémico: todas las piezas son fundamentales y funcionan si están conectadas entre sí, si hay un trabajo en equipo
  • Además, es esencial la participación: desde el profesor hasta el alumno, las familias y el entorno.
  • Y debemos entenderla desde el paradigma investigación-acción. Es decir, es un proceso que nunca acaba, que está en continua revisión y requiere reflexión continuada.

2. CONDICIONES: PRESENCIA, PARTICIPACIÓN Y APRENDIZAJE

Presencia: significa que todo el alumnado tiene asegurada una educación de calidad y el acceso a la escuela y al currículum, es decir, en la medida de lo posible, no sale nadie del aula y no excluimos ni segregamos.

Ahora bien, teniendo a todo el alumnado en el aula debemos pensar si todos participan en las tareas que allí se llevan a cabo y en qué medida es una participación real. Por lo tanto, debemos garantizar que todo el alumnado tenga oportunidades de participar en todas las experiencias de aprendizaje que ofrece la escuela, convivir y sentirse perteneciente a la comunidad educativa.

Finalmente, si el alumno permanece en el aula y participa, hemos de preguntarnos si podemos garantizar el aprendizaje de todos, si hemos planificado actividades que todos puedan resolver, en las que todos puedan progresar y desarrollar al máximo sus capacidades. Es decir, hemos de garantizar que todo el alumnado alcanza el mejor rendimiento que sea posible considerando sus necesidades, características e intereses.

3. SITUACIONES DE RIESGO

El tercer elemento que fundamenta una educación inclusiva, es el que hace referencia a las situaciones de riesgo, es decir, la escuela inclusiva se caracteriza por ser especialmente sensible a las situaciones de riesgo de exclusión educativa y social y por tanto, actúa de manera preferente con el alumnado más vulnerable.

No podemos centrarnos solo en las situaciones de riesgo de exclusión más evidentes ya que “el grupo de alumnos sometido a presiones excluyentes es enorme (por bajo rendimiento o fracaso escolar, por razones de salud o por razones de origen, género, clase social, orientación sexual, etc.) y, porque, en último término, todos los alumnos sin excepción, en un momento u otro, pueden llegar a vivir situaciones de exclusión” (Echeita, 2014)1 . Esta invisibilidad de algunos procesos de exclusión limita las oportunidades del alumnado.

4. IDENTIFICACIÓN DE BARRERAS

Y por último, el cuarto elemento hace referencia al concepto de barreras. Barreras que hay en el contexto y que influyen negativamente en el desarrollo de las potencialidades de cada alumno y alumna, independientemente de sus características.

Las barreras pueden encontrarse en tres dimensiones:

  • Culturas: Dimensión orientada hacia la creación de una comunidad escolar segura, acogedora, colaboradora y estimulante en la que cada uno es valorado, como fundamento primordial para que todo el alumnado tenga mayores niveles de logro.
  • Pretende desarrollar valores inclusivos, compartidos por todo el profesorado, los estudiantes, los miembros del consejo escolar y las familias, de forma que se transmitan a todos los nuevos miembros de la comunidad escolar.

  • Políticas: Pretende asegurar que la inclusión esté en el corazón del proceso de innovación, empapando todas las políticas, para que mejore el aprendizaje y la participación de todos los estudiantes.
  • En este contexto se considera que “apoyo” son todas aquellas actividades que aumentan la capacidad de un centro educativo para atender a la diversidad del alumnado.
    Todas las modalidades de apoyo se reúnen dentro de un único marco y se perciben desde

  • Prácticas: Intenta asegurar que las actividades en el aula y las actividades extraescolares motiven la participación de todo el alumnado y tengan en cuenta el conocimiento y la experiencia de los estudiantes fuera del entorno escolar.
  • La docencia y los apoyos se integran para orquestar el aprendizaje de forma que se superen las barreras para el aprendizaje y la participación.
    El profesorado moviliza recursos del centro educativo y de las comunidades locales para mantener el aprendizaje activo de todos.

    Para evaluar las barreras que en estas dimensiones podemos encontrar en nuestros centros, puede resultar útil el Index for Inclusion. Ofrece una serie de preguntas para la reflexión que nos ayudan en el análisis de cada indicador promoviendo el debate sobre las diversas ideas que presenta, con el objetivo de identificar áreas de mejora sobre las que diseñar un plan de trabajo.

También os recomendamos esta lectura complementaria: Pasos para la inclusión en las escuelas

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    1Echeita, G. (2014). Educación para la inclusión o educación sin exclusiones. Madrid: Narcea (3ed)