5. PROBLEMAS ECONÓMICOS Y DE LA NUEVA ERA.

5.3. Geopolítica económica y competencia global.

Íntimamente ligado con el apartado anterior, conviene reflexionar sobre las implicaciones geopolíticas de los consumo energético y la transformación económica del modelo propio de la UE. Los poderes incuestionables de increíbles potencias económicas como la China o la de Estados Unidos afectan singularmente a la UE[1], ya que ésta se posiciona en medio de los dos gigantes, no solo geopolíticamente, sino por ocupar el tercer lugar en el ranking de las áreas económicas más poderosas del mundo, justo por detrás de los dos países citados.

La nueva situación política tras el triunfo de Trump en EEUU y el reforzamiento de la hostilidad comercial entre los dos grandes, puede suponer un cierto problema para la UE dada la inestabilidad de los mercado internacionales. El problema que acecha a la UE desde su flanco atlántico no es menor: el neoproteccionismo de la administración Trump generará importantes tensiones geopolíticas[2].

 Además, el posicionamiento de numerosos países como aliados de cualquiera de estas dos grandes potencias cerca de las fronteras de la UE (Turquía, Israel, Marruecos...) puede generar importantes problemas en el posicionamiento global. La UE se ve obligada a gestionar de manera efectiva sus relaciones comerciales internacionales, especialmente en un mundo cada vez más polarizado. En este sentido, la llamada Gran convergencia analiza la nueva esfera de la globalización:  desde el punto de vista informático el movimiento de bienes es tecnológicamente posible y abarca el planeta. En este nuevo mundo donde la realidad es cada vez más “convergente” (Baldwin, 2017) es suficientemente barata la trasferencia de conocimientos e información para desequilibrar los polos económicos del mundo, entre ellos la UE.

Los estudios desarrollados al respecto en el seno de la propia Unión apuntan en la dirección de importantes cambios[3] para adaptarse a la nueva globalización que poco tiene que ver con la antiguo modelo global basado en la transferencia de bienes. La locomotora de este proyecto siempre fue Alemania (Hernández, 2022, 83 y ss.), sin embargo la dependencia energética y la desglobalización  han marcado un anquilosamiento del gigante de la vieja Exportweltmeister que también ha afectado, por extensión, a la UE. Es lo que algunos autores han llamado el “Kaput” económico, recientemente analizado de forma crítica por Wolfgang Münchau (Münchau, 2024)

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[1] A este respecto es muy interesante el estudio que realiza E. Hernández (2022), en el capítulo titulado Dos ganadores muy diferentes (págs. 31-37).

[1] Hay numerosos artículos de prensa al respecto. Sirva como ejemplo el titulado “La peor pesadilla de Europa” https://www.nytimes.com/es/2024/11/12/espanol/negocios/europa-economia-donald-trump.html

[1] El think tank del grupo Bruegel es uno de los activos más importantes para analizar los nuevos desdafíos económicos de la UE: https://www.bruegel.org/blog-post/una-agenda-estrategica-para-el-progresso-de-europa