Ahora escribe el final de esta frase un par o tres de veces (imagínate que has escogido al padre de Hänsel y Gretel):
- Trabajo todo el día y cuando veo a mis hijos estoy tan cansado que tengo ganas de perderles de vista.
- Algún compañero o compañera trata mal a alguno de mis alumnos y yo no me atrevo a plantar cara.
- Alguien me dice que haga algo, y lo hago aunque en realidad no es lo que quiero hacer.
Estos son solo algunos ejemplos. Acaba las frases con tu propio material.
Para finalizar, léelas y déjate sentir lo que te produce haber expresado esto.
Y ahora, puedes quemar el papel y guardar el secreto para siempre jamás. O mejor aún: puedes buscar a otra persona que eduque con la que sientas confianza y complicidad, y compartirlo, ¿quizá en este foro? Seguro que en más de una ocasión podéis intercambiaros esos disfraces, aunque sea virtualmente.