1. Hazlo y aprende conmigo

Aprender en la escuela del siglo XXI resulta, en cierta manera, un proceso creativo. El alumno no recibe únicamente una información "curada" por su profesor o entidad mediadora (editoriales de libros de texto, medios de comunicación de masas...), sino que progresa en sus conocimientos y competencias construyendo su propio "relato" de la realidad que lo rodea. A ello contribuyen metodologías activas como el Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) o la "clase invertida" (flipped classroom), que suponen un profundo cambio en el aula tradicional.

Estas metodologías encuentran como soporte teórico la taxonomía de Bloom, una teoría formulada en los años cincuenta del siglo XX por el psicólogo educativo Benjamín Bloom, que hace de la acción el motor del aprendizaje. Su última revisión data de 2008, con su adaptación a la era digital.

La también llamada "taxonomía de objetivos de la educación" sirve como punto de partida para el diseño de objetivos de aprendizaje. Se basa en la idea de que las operaciones mentales pueden clasificarse en seis niveles de complejidad creciente, cada uno de los cuales depende de la consecución del nivel o niveles precedentes. El aprendizaje significativo y perdurable en el tiempo, el propósito último de la institución educativa, se situaría en el nivel superior (analizar, evaluar y, en la cúspide de la pirámide, crear), para cuyo logro serían necesarias las operaciones cognitivas más básicas (recordar, comprender y aplicar).

Por ello, las metodologías activas inciden en las habilidades de pensamiento de orden superior. En el siguiente enlace, puedes acceder a un padlet con actividades diseñadas para infantil y primaria que "dan la vuelta" a la tarea tradicional para rediseñarlas según la taxonomía de Bloom.

PARA SABER MÁS:

Metodología Taxonomía de Bloom. Telefónica Educación Digital.

La Taxonomía de Bloom y sus actualizaciones. Autor: Juan Carlos López García.Universidad Icesi.