6. Capítulo VIII. El siglo de las Luces y la Ilustración


  • Principales procesos históricos del siglo XVIII


El siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces o Época de la Ilustración, fue un periodo de transformaciones profundas que iniciaron el camino de la modernidad. Este siglo, marcado por el auge de las ideas ilustradas, las reformas políticas y económicas y el estallido de movimientos revolucionarios, sentó las bases para el mundo contemporáneo. 

La Ilustración fue un movimiento intelectual que promovió la razón, el progreso y la crítica a las estructuras tradicionales de poder, tanto políticas como religiosas. La influencia de estas ideas permeó el ámbito político en lo que se conoció como Reformismo Ilustrado o Despotismo Ilustrado. Monarcas como Federico II de Prusia, Catalina II de Rusia o Carlos III de España adoptaron ideas ilustradas y desarrollaron reformas en sus estados en el ámbito de la educación, la economía y la administración. Esta adopción de las ideas ilustradas no compartió, sin embargo, un cuestionamiento de la estructura social ni del orden político. 

La fragmentación política y territorial de siglos anteriores se mantuvo, aunque se produjo un vuelco en los poderes hegemónicos lo que alteró el equilibrio político. Tras la Paz de Westfalia de 1648 que reconocía la independencia de los Países Bajos del dominio español y ponía fin a la Guerra de los Treinta Años, se hizo evidente que la hegemonía española empezaba a declinar. El poderío de los Borbones y, con él, la hegemonía francesa, estaban en ascenso y se consolidaron con la llegada de esta dinastía a la Corona de España. La Paz de Utrecht de 1713 que establecía el cambio de dinastía en la corona española, significaba también un nuevo equilibrio de poder en Europa. 

En siglos anteriores el ámbito de influencia europea se había expandido con la consolidación de las colonias y de los imperios transoceánicos. Algunos de estos territorios iniciarían en este siglo su proceso de independencia, manteniendo la herencia cultural, política, lingüística y jurídica heredada de sus metrópolis, pero realizando aportaciones propias que también terminarían influyendo en el ideario europeo. La Revolución Americana (1775-1783) de las Trece Colonias de América del Norte marcaron un hito en la historia moderna. Este movimiento impuso principios como la soberanía popular, la división de poderes y los derechos individuales y tendría una importante resonancia en el mundo continental europeo. 

La Revolución Francesa (1789-1799) va a heredar los principios americanos, poniendo fin al Antiguo Régimen y dando inicio a una era de profundas transformaciones en el ámbito político y social en Europa. 

La libertad guiando al pueblo

Ilustración 26. La libertad guiando al pueblo. Alegoría de la Revolución Francesa. Eugene Delacroix. 

Museo del Louvre.

La independencia de las colonias americanas con sus reflexiones sobre libertad, democracia y voluntad del pueblo, unidas a la Revolución Francesa (1789) y las guerras napoleónicas transformaron el modo en que se entendía el papel de los gobernantes y la política en Europa y generaron un nuevo orden internacional. 

El siglo XVIII es también el siglo de la revolución agrícola con innovaciones técnicas como el arado de hierro y la rotación de cultivos, y de la desamortización de tierras para modernizar las estructuras económicas y sociales rurales. 

A finales de siglo se inicia la gestación de la Revolución Industrial con la invención de la máquina de vapor de Watt y el telar mecánico. Estas innovaciones, que tuvieron mayor resonancia en el siglo siguiente, generaron profundos cambios sociales, estimularon el crecimiento urbano y la aparición de un proletariado que protagonizaría los cambios del siglo siguiente. 


  • La Ilustración 


La Ilustración fue un movimiento intelectual que bebía de las ideas humanistas, pero otorgaba un mayor énfasis a la razón para entender y organizar el mundo frente a las estructuras tradicionales. Este énfasis en la razón llevó a la Ilustración a cuestionar la organización política existente, enfrentándose a la idea de monarquía absoluta y a la soberanía de la Iglesia, y a imponer la idea de un constante progreso hacia la mejora de la humanidad. 

Los ilustrados propusieron una crítica sistemática a las tradiciones, estructuras e instituciones heredadas del Antiguo Régimen. 

La Ilustración confía en la razón como herramienta para comprender el mundo, que aborda desde una perspectiva empírica basada en la experiencia y la observación. Además, defiende un humanismo laico, no desterrando las creencias religiosas, pero sí situando la razón y el bienestar humano por encima de las doctrinas. 

Este pensamiento racional facilitó una Revolución Científica que transformaría la sociedad y mejoraría la vida de los europeos. 

El continente europeo seguía fragmentado políticamente y las guerras de religión seguían dividiendo a la población. Frente a esta realidad, los ilustrados abogaron por los beneficios de una Europa unificada bajo principios racionales y éticos, que procurase estabilidad política y económica y que sería, siguiendo la confianza ilustrada en el progreso humano, una consecuencia natural de éste. 


  • Pensadores ilustrados precursores de los proyectos de integración europea


William Penn.

Ilustración 27. William Penn. Anónimo

  • William Penn


William Penn (1644-1718) fue un filósofo inglés que se vio obligado a emigrar a Norteamérica, donde fundó la colonia de Pensilvania como un refugio para los cuáqueros. Influido por su experiencia y su religión escribió Ensayo por la Paz presente y futura de Europa (1693). En esta obra, realizaba propuestas que buscaban la paz y la cooperación internacional en Europa. Su proyecto consistía en la creación de una Confederación de naciones europeas que abandonaran las guerras constantes y colaboraran para lograr el bien común. 

Proponía establecer una Federación de Príncipes formada por delegados de cada estado. El número de delegados estaría en proporción de la importancia del mismo. Así, el Imperio Alemán tendría 12 delegados; Espala, 10; Francia, 8; Italia, 8; Inglaterra, 6; Suiza, 4; Polonia, 4; Portugal, 3; Venecia, 3; Dinamarca, 3; Las Provincias Unidas o Países Bajos, 4; los 13 Cantones y soberanías vecinas, 2; los Duques de Holstein y Curlandia, 1. 

Penn contemplaba una posible ampliación de esta confederación con Rusia y el Imperio Turco, en cuyo caso le corresponderían 5 delegados a cada uno. 

Esta Federación adoptaría las decisiones por mayoría de tres cuartos y tendría ejército propio, aunque en la resolución de conflictos y disputas debía primar el diálogo y la negociación. 

El proyecto de Penn no suponía una unificación política sino más bien una cooperación en la resolución de conflictos, basada en los principios de tolerancia, respeto mutuo y bienestar común. 

Si los príncipes de Europa pudieran abandonar la barbarie de la guerra y buscar la justicia y la paz a través del entendimiento común, no solo evitarían la ruina, sino que también promoverían el bien de la humanidad” (Penn, Ensayo por la paz presente y futura de Europa. 1639)

Las rivalidades internacionales y los intereses nacionales de los estados de su tiempo no permitieron que el proyecto de Penn fructificara, pero sus ideas serían fundamentales para el desarrollo posterior de la idea de una Europa unificada. 

  • El abad de Saint-Piérre


El Abad de Saint-Piérre (1658-1743), filósofo y diplomático francés fue uno de los pensadores ilustrados que propuso un proyecto de unión política de Europa. En su Proyecto de Paz Perpetua (1713), el Abad de Saint-Piérre argumentó la necesidad de una unión permanente y perpetua entre los soberanos cristianos para lograr la paz y la estabilidad en Europa. Su proyecto político establecía la creación de una confederación europea de repúblicas que, bajo un gobierno común, pudiera asegurar la paz perpetua en el continente. 

Según Saint-Pierre, la guerra y la competencia entre naciones no eran naturales, sino la consecuencia de la falta de una estructura política que arbitrara y resolviera pacíficamente los conflictos. 

La Unión de Repúblicas propuesta por Saint-Piérre establecía la cooperación entre naciones mediante la aceptación de un tratado común que regulases sus relaciones, que promoviera la cooperación económica y cultural. Los reyes establecerían una “Sociedad Europea” en la que estarían representados por sus diputados en una asamblea con competencias legislativas. Esta asamblea podría establecer modificaciones territoriales y controlaría un ejército que impondría la paz en caso de no respetar las reglas establecidas. 

La verdadera paz en Europa solo puede ser alcanzada si las naciones aceptan que su bienestar depende de la cooperación mutua, no de la competencia y el conflicto” (Abad de Saint-Piérre, Proyecto de Paz Perpetua.1713)

Para Saint-Piérre, la Sociedad Europea debía estar compuesta por 24 diputados representantes de Francia, España, Inglaterra, Holanda, Saboya, Portugal, Baviera, Venecia, Ginebra, Suiza, Lorena, Suecia, Dinamarca, Polonia, los Estados Pontificios, Rusia, Austria, Curlandia, Prusia, Sajonia, el Palatinado, Hannover y los estados de los Arzobispos electores. 

Cada diputado tendría un voto y la institución podría reglamentar el dominio comercial. 

El proyecto del abad de Saint-Pierre fue uno de los primeros programas políticos completos que imaginaban la unión política de Europa. Sin embargo, las tensiones entre estados hicieron que esta propuesta no se considerara viable, aunque sus ideas influirían en futuros pensadores. 


  • Leibniz


Gottfried Wilhelm Laibniz (1646-1716), filósofo, matemático y diplomático alemán propuso la unión de Europa desde la diversidad de la misma. Leibniz defendió la idea de un derecho de gentes, heredando ideas de siglos anteriores, y afirmando la necesidad de establecer un conjunto de normas internacionales que regularan las relaciones entre los estados y garantizaran la paz. 

Retrato de Leibniz

Ilustración 28. Retrato de Leibniz. Crishoph Bernhard Francke. 

Museo Herzog Anton Ulrich

Fue un firme defensor de la creación de una “Liga de naciones” que permitiera la resolución pacífica de los conflictos entre naciones europeas y fomentara la colaboración para el bien común. 

La paz entre las naciones solo puede lograrse si las leyes que rigen las relaciones internacionales son basadas en principios racionales y universales” (Leibniz, Correspondence with the Electress Sophie of Hanover. 1700)

Para él debía establecerse un Consejo permanente o Senado que velase por los intereses generales de la cristiandad. 

Leibniz no propuso un proyecto político detallado como sí lo había hecho el Abad de Saint-Piérre, sin embargo, en su correspondencia con él refleja su admiración por el diseño realizado por Saint-Piérre y coincide en el papel que jugarían los distintos estados. 

Aunque no diseñó un proyecto concreto, las ideas de Leibniz tuvieron un gran impacto en los conceptos modernos del derecho internacional, estableciendo la cooperación, la resolución de conflictos a través del derecho y el respeto mutuo como principios básicos. Estos principios influirían en la posterior creación de la Sociedad de Naciones y la Unión Europea. 

  • Rousseau


Jean-Jacques Rosuseau (1712-1778), escritor y filósofo suizo, de lengua francesa, fue uno de los filósofos ilustrados más influyentes. Mme. Dupin, madre de uno de sus discípulos, le pidió que realizara un resumen de las propuestas del Abad de Saint-Piérre, lo que le permitió conocer el proyecto político de este. 

En Extracto del Proyecto de Paz Perpetua del M. Abad de Saint-Piérre, por J.J.Rousseau, ciudadano de Ginebra (1761), valoraba positivamente la propuesta de la creación de una Federación de Príncipes que pudiese mediar en las guerras, a través de una Dieta Permanente, formada por 19 miembros, que incluían a Rusia y el Papado, y apoyados por un ejército bajo sus órdenes. 

En su obra El contrato social (1762)¸ Rousseau aborda la unidad de Europa desde una perspectiva diferente. Defiende la existencia de una soberanía popular y cómo el pueblo a través de un “pacto social” que aglutine la voluntad general, debe decidir colectivamente las leyes y la política de su nación. Ideas sobre las que ahonda en su Juicio sobre la Paz Perpetua, publicada tras su muerte. 

Rousseau mantenía la idea de que cada nación debía ser soberana y autónoma, pero, al mismo tiempo, señalaba que las naciones europeas debían unirse en una “confederación de repúblicas” que compartieran un compromiso con los principios democráticos, basados en la soberanía popular y el respeto a los derechos humanos. 

La libertad de los pueblos de Europa sólo puede garantizarse si se establece una confederación de repúblicas que respete la voluntad general de cada nación” (Rousseau, El contrato social. 1762)

Aunque Rousseau no abogo explícitamente por una Europa unificada políticamente, sus ideas de soberanía popular y democracia influyeron en los movimientos de integración europea posteriores. 


  • Jeremy Bentham 


El filósofo británico Jeremy Bentham (1748-1832) destaca como una de las mayores figuras de la corriente utilitarista. En su ensayo Plan for an Universal and Perpetual Peace (1789) ¸ Bentham abogaba por un sistema que redujese los conflictos militares mediante la adopción de acuerdos entre naciones basados en principios utilitaristas. El utilitarismo propugnaba “el mayor bien para el mayor número de personas”, por lo que Bentham concibió un orden global que promoviera la paz y la prosperidad a través de la racionalización de las relaciones entre los estados. 

Este plan incluía la disolución de las colonias que, para él, suponían una fuente de conflictos innecesarios entre los estados europeos; el desarme generalizado, con la reducción de ejércitos permanentes que para Bentham era un gasto improductivo y cuya disminución contribuiría a la estabilidad; y la creación de un tribunal internacional de arbitraje de carácter supranacional que arbitrase y resolviese las disputas entre estados para evitar la guerra. 

Según el proyecto de Bentham, ese tribunal internacional estaría integrado por noventa miembros y su fin sería formular una opinión, hacerla reconocer por cada estado, y situar a los estados discordantes al margen del acuerdo de Europa. 

Aunque Bentham no expresó ideas concretas sobre una Europa unida, su insistencia en mecanismos de arbitraje y acuerdos legales influiría directamente en el proyecto de integración europeo del siglo XX. 

Retrato de Jeremy Bentham.

Ilustración 29. Retrato de Jeremy Bentham. Henry Qilliam Pickersgill. 

Galería Nacional de Retratos (Londres)


  • Emmanuel Kant


Fue el autor del último gran proyecto europeo de esta época. Este filósofo alemán, (1724-1804), escribió en 1795 La paz perpetua, obra en la que desarrollaba una teoría filosófica sobre la creación de una paz duradera entre las naciones, mediante la formación de una Federación de repúblicas libres. 

Siguiendo las ideas de sus contemporáneos, especialmente del extracto escrito por Rousseau sobre las ideas del Abad de Saint-Piérre, Kant, proponía establecer una Federación de estados libres fundada en el derecho de gentes y en la soberanía nacional, y en el acuerdo común de vincularse a una ley única e igual para todos. Esta última idea se relacionaba con lo acaecido en Estados Unidos de América, tras obtener las colonias la independencia de Inglaterra. 

Esta federación de repúblicas europeas evitaría, según Kant, las guerras y traería una paz estable. Para él, la unidad de Europa debía basarse en los principios republicanos de libertad, igualdad y fraternidad, y en la colaboración de estados soberanos que cooperaran a través de una institución común de mediación y arbitraje. 

La paz perpetua no se logra a través de la fuerza, sino mediante una federación de repúblicas libres, unidas no por la coerción, sino por la justicia y el respeto mutuo”. (Emmanuel Kant, Hacia la paz perpetua. 1795)

Aunque su proyecto político no tendría una implantación inmediata, sus ideas de colaboración entre estados libres, unidos por el derecho y la razón a través de los principios democráticos y la búsqueda de la paz, se encuentra en el germen de la creación del proceso de integración desarrollado en el siglo XX. 

  • Conclusión


La Ilustración, como movimiento intelectual del siglo XVIII, proporcionó las bases filosóficas y éticas para la consolidación de los ideales de unidad, paz y cooperación en Europa. Estos ideales inspirarían los procesos de integración europea del siglo XX. 

Los pensadores ilustrados reflexionaron sobre los principios que deberían regir un orden internacional justo, promoviendo conceptos de soberanía compartida, paz perpetua y cooperación económica. 

En un contexto histórico marcado por la guerra entre los estados europeos, la fragmentación política, los choques por los imperios coloniales y el surgimiento de movimientos revolucionarios frente a la soberanía de los monarcas, los Ilustrados realizaron propuestas para reorganizar Europa sobre fundamentos racionales y éticos que garantizarán la paz, la estabilidad y el bien común. 

Los pensadores ilustrados formulan proyectos políticos concretos para abordar la unidad de Europa. Estos proyectos basados en la colaboración entre Estados soberanos requieren de la adopción de un marco legislativo y jurídico común, y, por tanto, de una cierta cesión de soberanía en aras de la democracia, la paz y el bien común. La mayor novedad en esta visión, respecto a las propuestas de siglos anteriores, es la introducción de la idea de que este pacto debe proceder de los pueblos, de la soberanía popular, cuestionando y limitando el papel que los reyes y la Iglesia habían tenido en proyectos políticos anteriores. 

William Penn propuso la creación de una Federación de Estados Europeos para resolver los conflictos a través de medios pacíficos. Anticipó el Parlamento Europeo al proponer una Asamblea Representativa en la que cada estado tuviera voz y una votación proporcional. Su propuesta de resolver las disputas mediante un tribunal supranacional también influyó en las bases jurídicas de la integración europea. 

El abad de Saint-Pierre, propuso algo similar con la creación de una Liga Europea en la que uniera a los Estados mediante pactos de cooperación. Esta soberanía compartida para favorecer la seguridad colectiva puede considerarse una idea precursora del establecimiento de la Comunidad Económica del Carbón y del Acero. 

Por su parte, Leibniz abordó la cuestión de la unidad europea defendiendo la idea de una Europa unida por su patrimonio común de conocimiento y religión. Para él, la diversidad de Europa podría integrarse en una unidad superior basada en la razón y los valores compartidos. Esta idea podría considerarse antecesora del principio que rige la Unión Europea y que recoge su lema, “unidos en la diversidad”. 

Rousseau, introduce en su propuesta, basada en el proyecto del Abad de Saint-Piérre, el valor de la soberanía popular como base de cualquier orden internacional justo. Su Federación de Estados que equilibraba la necesidad de unidad con la preservación de las particularidades nacionales va a inspirar la estructura de la Unión Europea. 

Mientras Kant en su propuesta de Federación de Repúblicas, defiende la asociación de Estados republicanos que respetaran los derechos fundamentales y rechazaran la guerra como medio de resolución de conflictos. Idas que serían recogidas por el proceso de integración europeo del siglo XX.  

Las ideas ilustradas basadas en la razón y el progreso, mostraron al mundo una nueva concepción de Europa que ya no se presentaba, solamente, como un continente de naciones rivales, sino como un conjunto de estados soberanos que podían colaborar en el marco de principios comunes. Estas ideas marcaron los ideales que impulsaron el proyecto de integración europea y la creación de la Unión Europea. Desde la paz y la justicia hasta la cooperación económica y cultural, los ideales ilustrados proporcionaron una base ética y filosófica que articularía la construcción de una Europa unida.