Las personas, como seres sociales, desarrollan prácticamente todas sus actividades vitales en comunidad. Desde la constituida por la propia familia hasta la de una afición particular compartida por un grupo, pasando por las de aprendizaje en contextos formales (instituciones educativas) o informales (amigos que se reúnen para estudiar juntos cualquier problema).
Las comunidades han existido desde tiempos remotos. Hasta hace pocos años las comunidades, los grupos sociales, se constituían en el entorno geográfico próximo, que era hasta donde alcanzaban las posibilidades de interacción. El factor diferencial es la aparición de las redes, de Internet para ser más concreto, con características diferenciadoras y más amplias opciones. Las tecnologías existentes hoy en día permiten que las personas se comuniquen y colaboren entre ellas de manera fácil, rápida y barata desde cualquier parte en la que haya conexión a Internet. Se facilita así la creación y el trabajo en comunidades virtuales.
Algunos autores diferencian los distintos tipos de comunidades y en ocasiones se les denomina "comunidades de conocimiento" o "comunidades de aprendizaje", pero las diferencias no son grandes y depende de la posible perspectiva de su clasificación. Por ejemplo, Rosenberg (Beyond e-learning, 2006) dice:
"Comunidades, o comunidades de práctica, son grupos de confianza formados por profesionales unidos por un propósito o asunto común, dedicado a apoyarse mutuamente para incrementar su conocimiento, crear nuevos enfoques e incrementar el rendimiento en un dominio particular. Son personas que necesitan para trabajar, aprender y ayudarse mutuamente para alcanzar unos objetivos determinados [...]"