2. Apartados fundamentales

Este es un documento de recursos, una guía con ejemplificaciones para el desarrollo de procesos y procedimientos de trabajo de los centros educativos en el contexto de actuaciones para la elaboración de sus planes de convivencia.

1. El diagnóstico del estado de la convivencia en el centro teniendo en cuenta sus características y las de su contexto.

La elaboración del plan de convivencia debe contemplar una fase de análisis y valoración del estado de la cuestión (ver Fase de diagnóstico, pasos 4 y 5), las opiniones que todos los sectores de la comunidad educativa tienen sobre el clima de convivencia, siempre teniendo en consideración, por supuesto, el contexto en que nos ubicamos y sus características, e indagando sobre el estado real de opinión de los miembros de la comunidad. Es importante diseñar y planificar bien los procesos, procedimientos e instrumentos a utilizar. Resulta de especial importancia filtrar bien sobre qué vamos a preguntar, sobre las ideas y conclusiones que pretendemos extraer. Siempre con el ánimo de definir las líneas de mejora. De especial interés es, asimismo, categorizar  bien las opiniones e ideas extraídas (entrevistas, encuestas de opinión, grupos de discusión...), de manera que podamos interpretar adecuadamente cuáles son los ámbitos donde parecen localizarse las necesidades más señaladas.

2. Los valores de convivencia y los objetivos y prioridades en relación con el proyecto educativo del centro.

A partir del análisis efectuado en el proceso de diagnóstico, representa un punto fundamental la concreción de valores y su correspondencia en objetivos a marcar como referencias del plan. Y relacionarlos con aquellos del proyecto educativo, lógicamente, que de una manera incuestionable se relacionan con el siempre complejo mundo de las relaciones interpersonales, los conflictos inherentes a las mismas y la gestión y tratamiento de los mismos. Se trata pues de trazar líneas de conectividad entre principios, valores y objetivos del proyecto educativo del centro y valores y objetivos prioritarios que han de guiar el desarrollo del plan de convivencia. (Ver Fase de planificación, paso 6).

3. La concreción de los derechos y deberes del alumnado y del resto de la comunidad educativa.

El Decreto 32/2019 define en su Título I los derechos y deberes del alumnado, de los padres o tutores, de los profesores y del personal de administración y servicios. En el proceso de elaboración del plan de convivencia representa un paso imprescindible la reflexión en la comunidad educativa sobre lo reflejado en este aspecto en el citado marco normativo y, por supuesto, la concreción y contextualización de los citados derechos, a los efectos de ajustarlos y adecuarlos a la realidad del centro.

4. Las normas de convivencia concretarán, entre otros aspectos, las estrategias para la prevención y resolución de conflictos, las medidas correctoras aplicables en caso de incumplimiento, que deberán ser de carácter educativo y recuperador y tener en cuenta la situación y condiciones personales del alumnado. Se incluirán las normas de convivencia del centro y las pautas para que se elaboren las normas de aula.

En consonancia con lo establecido en los artículos 14 y 15 del Decreto 32/2019, el plan de convivencia debe definir y concretar las normas de convivencia en el centro, así como los criterios comunes y los elementos básicos que deben incorporar las normas de convivencia en las aulas y los procedimientos de elaboración y los responsables de su aplicación (con la colaboración del alumnado de cada grupo y el equipo docente del mismo y la coordinación del tutor). (Ver Fase de planificación, paso 10). El plan de convivencia recogerá también en este apartado todo lo relacionado con el modelo de intervención para prevenir y dar respuesta a los conflictos, así como las medidas a adoptar en los supuestos de inclumplimiento de lo establecido (Ver Título IV del Decreto 32/2019).

5. Las actividades que se programen con el fin de fomentar un buen clima de convivencia, ya sea dentro o fuera del horario lectivo.

El plan de convivencia debe contener un apartado específico de planificación de actividades a desarrollar, de manera que pueda ajustarse cada curso escolar con un plan de acciones, en diferentes ámbitos y con participación de todos los sectores de la comunidad educativa, para que puedan satisfacerse las necesidades detectadas y los objetivos propuestos. Es importante que los objetivos hayan podido trazarse en líneas prioritarias de contenido, atendiendo al contexto, características del centro y alumnado y diagnóstico. (Ver Fase de planificación, paso 11).

6. El plan de convivencia deberá diferenciar con claridad el acoso escolar, el ciberacoso, la violencia de género y la LGTBIfobia de otras conductas esporádicas que dificulten la convivencia.

El plan de convivencia debe incorporar la planificación para desarrollar acciones de naturaleza preventiva y de respuesta rápida y eficaz en situaciones marcadas por la violencia, en cualquiera de sus manifestaciones y escenarios y todas aquellas que generen obstáculos y dificultades en el mantenimiento del deseable clima de convivencia pacífica en la comunidad educativa. Contenidos como el acoso entre iguales, la violencia de género y la LGTBIfobia, entre otros importantes, como el racismo y la xenofobia, deberán ser tratados en el contexto de planes de intervención planificada y detallada.(Ver Fase de planificación, paso 12).

7. Las estrategias para realizar la difusión, seguimiento y evaluación del plan de convivencia en el marco del proyecto educativo.

Un buen plan de convivencia precisa, asimismo, de un adecuado plan de difusión del mismo. Aquello que no se conoce suficientemente difícilmente es incorporado a la cultura de relaciones interpersonales que se pretende hacer crecer en el centro educativo. Se trata de comunicar lo que se pretende llevar a efecto y se hace, sus resultados; visibilizar las acciones, anunciarlas, hacerlas ver, mostrarlas. El objetivo de la implicación y la fidelización con los proyectos pasa inexcusablemente por hacer explícitas nuestras intenciones y acciones. Palpables, claras, evidentes. (Ver Fase de planificación, paso 14).

8. Las actividades de formación dirigidas a los miembros de la comunidad educativa para el ejercicio de la resolución de conflictos.

Entre las acciones a planificar cada curso, conviene resaltar las que se concretan en actividades de formación para los diferentes sectores y miembros de la comunidad educativa. Incluyendo aquellas enmarcadas por su naturaleza de información, de sensibilización y, por supuesto, de formación específica. Buscar la adecuada relación entre la formación diseñada y las necesidades detectadas y su concreción en objetivos propuestos representa una reflexión y toma de decisiones imprescindibles. Ver información sobre actividades de formación en centros dependientes de la Consejería de Educación e Investigación. De especial interés el MOC mejora de la convivencia y prevención del acoso escolar y los cursos MOOC sobre convivencia para familias.

9. Las estrategias para la promoción de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres.

El plan de convivencia deberá recoger, asimismo la estrategia, planificación, acciones y herramientas para fomentar y promocionar la igualdad efectiva entre hombres y mujeres. (Ver Fase de planificación, paso 14). Algunos materiales de referencia y orientación en este ámbito se detallan a continuación: