4. Para saber Más (Experiencias de Éxito)

Diferentes investigaciones ponen de manifiesto que todavía hoy existe una distancia entre los contundentes resultados de la investigación sobre los beneficios del aprendizaje cooperativo y la realidad de la práctica educativa, fundamentalmente basada en estructuras individualistas o competitivas. Una de las razones es la ausencia de referentes próximos que recojan experiencias de nuestro contexto educativo en las que se haya aplicado con éxito una enseñanza estructurada de forma cooperativa (Pujolás, 2004).

Para reducir esta distancia conviene revisar algunas experiencias llevadas a cabo que aporten esos referentes que Pujolás (2004) evidencia.

El primer trabajo analizado es el de Trujillo Sáez y Ariza Pérez (2006) quienes presentan una serie de actividades desarrolladas en educación primaria, en el marco del Proyecto de Formación en Aprendizaje Cooperativo dentro del Plan de Formación del Centro del Profesorado del Campo de Gibraltar. Este trabajo recoge las experiencias realizadas por los docentes participantes del proyecto, quienes llevaron a cabo 17 unidades didácticas para diferentes áreas y disciplinas, todas basadas en aprendizaje cooperativo. Cada una de las
7 propuestas ofrece la descripción de la unidad didáctica, los objetivos, los contenidos y la secuencia de actividades.

Aunque este trabajo no aporta conclusiones sobre las experiencias realizadas, es un referente válido para la planificación de proyectos de trabajo colaborativo.


En segundo lugar, nuestra búsqueda de evidencias empíricas nos permitió encontrar un trabajo desarrollado con alumnos universitarios sobre la formación de grupos cooperativos en competición, llevado a cabo por Pilar Cubiles Sánchez (2011). Este trabajo tuvo como objetivos:

  • Incrementar la motivación de los alumnos.
  • Reducir el absentismo.
  • Mejorar el aprendizaje autónomo de los alumnos, de modo que puedan investigar y resolver problemas sin la constante intervención del profesor.
  • Lograr un aprendizaje de calidad a largo plazo, en contraste con la memorización en el último momento de datos que se olvidarán a los pocos días de haber realizado el examen. Fomentar un clima de ayuda mutua, colaboración y estímulo entre los alumnos.
El trabajo consistió en la formación de grupos de investigación sobre un tema elegido por la docente. Para la formación de los grupos buscó una solución intermedia, dado que no adhería a ninguno de los métodos de formación de grupos; por ello, elige que los propios alumnos armen los grupos, pero estableciendo algunas condiciones: que conformen grupos de cinco integrantes y que incorporen a personas a las que no conocían previamente.

El trabajo fue presentado a los alumnos como una “competencia” en la que cada grupo gana o pierde puntos, según el cumplimiento de las tareas asignadas, del proceso de investigación grupal llevado a cabo, y por los informes presentados. Los puntos ganados o perdidos inciden en la calificación de todos los integrantes del grupo.

Como resultado de la experiencia, Cubiles Sánchez (2011) concluye que:

  • Los alumnos participan muchísimo en clase.
  • Se ayudan entre sí y son capaces de realizar trabajos y tareas en los que todos aprenden sobre lo que están estudiando o practicando.
  • Los estudiantes más brillantes explican a los demás lo que ellos han aprendido. De esa forma, ambos ganan.
Acceso al contenido del trabajo:
https://idus.us.es